Un ciudadano de 20 años de edad, resultó muerto en el interior de un restaurante en Texas, Estados Unidos, cuando ingresó a ese espacio con la intención de robar a los clientes y a los encargados del negocio.
El presunto ladrón sacó un arma de fuego tipo pistola y sometió a las personas. Luego de consumar el robo, el sujeto pretendió huir del sitio. Sin embargo, un cliente que observó tal situación, desenfundó un arma de fuego y le hizo frente al delincuente, matándolo de inmediato.
Se dijo que el antisocial portaba una pistola de juguete. Tras las pesquisas preliminares, la policía determinó que el atacante que terminó con la vida del asaltante disparó ocho veces.
No hubo identificación sobre ninguno de los dos. Pero quedó registrado en video. El atacante entregó el dinero robado y salió del negocio.
Posteriormente la policía lo ubicó al ver los videos del restaurante, pero no lo detuvo en vista de que en Texas le tocará a un jurado decidir si se detiene o no.
La principal duda está en considerar si actuó o no en defensa propia. En caso afirmativo, el autor de la muerte debe quedarse en esos casos en la escena del crimen.
“La persona a la que le disparó estaba en proceso de cometer un robo y, en consecuencia, su uso de la fuerza en defensa propia y de terceros inocentes está completamente justificado en Texas”, opinó el exoficial de policía de Houston, Thomas Nixon. “Tenía un temor razonable de sufrir lesiones corporales graves o la muerte”, agregó el también abogado.
