“Aprendimos a ver los ojos de las personas”

Para los especialistas del comportamiento humano, en una situación de pandemia se puede esperar que las personas sientan miedo, irritabilidad, enojo, angustia, estrés y ansiedad, pero existe la posibilidad que sus efectos no logren un fuerte impacto en la salud de las personas, si están en praxis las dinámicas del sentido de responsabilidad y protección.

"Aprendimos a ver los ojos de las personas"

La doctora Astrid Matute, miembro titular de la Sociedad Venezolana de Psiquiatras, expone que es difícil que alguna persona no se vea afectada en estos tiempos, en especial, en esta pandemia que nos ha tocado vivir. “Este nuevo Coronavirus cambió nuestras vidas. El Covid-19 obligó a asumir hábitos que no olvidaremos rápido”, por lo que también está latente que se presenten situaciones que afecten nuestra salud mental, como la angustia y ansiedad, propios de un sentido de ruptura de la cotidianidad.

“Una persona que no haya sufrido la enfermedad por SARS-CoV-2, tiene un monto importante de ansiedad, por lo general, no quiere ser contagiado y por eso tuvo que realizar una serie de nuevos cambios en su estilo de vida, como lavarse las manos regularmente, colocarse el tapabocas, cumplir con el distanciamiento social; esto como hábito ha formado parte de todas y todos durante un año”, señala la doctora.

Indica que los hábitos se forman a los 2 meses de iniciados “y se asume como natural”, precisando que también hay que llevarlos con cuidado para evitar otros efectos, a causa de la carencia de algunos de los elementos que impidan a la persona continuar el ritmo de cuidado “con la higiene” para evitar el contagio.

“Será difícil un cambio de hábito rápido. Pueda que progresivamente se instaure la normalidad y con ello asumir al ritmo de vida que se llevaba antes de la pandemia. Esas expresiones de limpieza e higiene, el estar tan cuidadoso para no ser contaminado, se viene realizando con más énfasis desde hace un año”.

Matute toca lo relacionado a la salud mental en confinamiento, esto último como se sabe, ha sido una medida tomada por los gobiernos del mundo para contrarrestar la propagación del virus. “Para cuidar el impacto de la salud mental ante el confinamiento, lo importante es tratar de mantener los días lo más parecido posible cuando las jornadas son más flexibles. Hay que mantener el ritmo normal para promover sentimientos positivos ante la incertidumbre, el miedo y la angustia”.

La psiquiatra repasa los aspectos más comunes que se presentaron durante el confinamiento. “Las personas se estaban acostando a las 2:00am y despertando a los 12:00 del mediod ía. Las personas en esta pandemia no estaban comiendo las tres raciones diarias,tampoco las meriendas. Tanto el sueño como la alimentación tienen que mantenerse igual y no caer en lo que la mayoría está cayendo de alterar todo su ritmo.

Es importante el sueño, porque se debe dormir a partir de las 10:00pm (11:00pm más tardar), debido a que se segrega la hormona del crecimiento, que en los adultos es importante, para reparar tanto cerebro como el resto del cuerpo, y si nos mantenemos despiertos, con una luz muy potente o con la pantalla de un equipo como el celular, la computadora o el iPad, esa hormona no se produce y por lo tanto el sueño no es reparador, aunque se duerma hasta las 12:00m. Las comidas son importantes, porque debemos mantener un abastecimiento al cerebro de todos los nutrientes capaces de reparar y de formar neurotransmisores para que funcione bien”, explica.

VISIÓN PSIQUIÁTRICA

La dificultad de volver a la realidad, depende de cada persona y los recursos que tengan para enfrentar los nuevos retos, aseguró la doctora. “Una persona que haya padecido una enfermedad por SARS-CoV-2 puede presentar, en un 80% un tipo de secuelas o de síntoma tanto físicos como psiquiátricos”, acotó.

Resalta que una persona que sufra de esquizofrenia tendrá más propensión de presentar síntomas mentales después de la enfermedad, “porque las enfermedades psiquiátricas están relacionadas también con la inmunidad y muchas de estas personas que ya tienen diagnóstico, tienen más propensión tanto a las infecciones como a un sistema de defensa un poco más proclives de ser defectuoso”.

– Aquellos que no tienen diagnóstico psiquiátrico y se vieron afectados por el Covid pueden presentar ansiedad en un 13%, trastornos del sueño 11%, enfermedades psiquiátricas generales 6%, pérdida de la memoria 16% y otras alteraciones, como trastornos depresivos, trastornos de estrés post-traumáticos, trastornos obsesivos compulsivos y trastornos del estado de ánimo en general 2%, eso depende también de las personas y como fue la experiencia de la enfermedad en el cuadro clínico, explica.

NORMALIDAD Y DISCRIMINACIÓN

Al ser consultada sobre la nueva normalidad y sus incidencias, asunto que ha cobrado interés por el posible control sanitario ante el Covid-19, la doctora Matute indica que el tema es importante, porque hay que tomar la parte positiva de la pandemia. “Una de ellas, son las características del individuo para darse cuenta de las cosas que han faltado durante todo este período, como es el contacto social, las reuniones, el poder abrazar a las personas, besarlas, así como la libertad de movimientos de poder ir a cualquier parte de la ciudad. Todos estos aspectos se están valorando más, porque hay un cambio de valor con respecto a las cosas que se tenían ya por descontada”.

En cuanto a la discriminación en pandemia, en especial de quien se viera afectado por el contagio o estuvo vinculado a la enfermedad (personal sanitario por ejemplo), Matute recuerda lo sucedido en países de Europa donde el Covid se sintió con fuerza. “En España se vieron los casos de rechazo de las comunidades hacia los médicos que laboraban en los hospitales, que cuando regresaban a sus casas, le cerraban las puertas porque no querían que ingresaran, ya que eran vistos como probables portadores de la enfermedad”. Hubo estigmatización, como ocurrió con las personas que tenían HIV, al igual en otras épocas quienes tuvieron lepra, apuntó.

“Causa mucho dolor ser señalado” destaca la doctora, aunque fue enfática al puntualizar, que ese tipo de acción se combate con educación e información. “Para enfrentar esta situación, hay que educar a las personas y los medios de comunicación tienen la responsabilidad de tranquilizar y de disminuir los conceptos que estigmatizan a las personas afectadas en este caso con el nuevo Coronavirus, a sus familiares, o al personal médico, que cumpliendo con su deber al servicio de la salud, que por razones profesionales y hasta humanas, estuvieron muy cerca de pacientes con Covid”, afirma.

POSITIVOS
“Mantenerse positivo, aunque suene trillado, es tener la certeza que se está haciendo todo lo posible por no contagiarse de la enfermedad y de seguir viviendo con calidad lo máximo que se pueda, de esta manera el sistema inmune se hace fuerte”, asegura Matute.

La especialista señala que el miedo baja las defensas y se refleja en la ansiedad, por lo que hace propenso que la persona se enferme. “Ya una vez enfermo, el exceso de miedo te hace caer en una complicación o en una evolución demasiado tórpida”.

Valorando lo ocurrido en pandemia y reflexionando sobre los sentimientos de empatía, solidaridad y conciencia social, Matute puntualizó, “aprendimos ahora a ver los ojos de las personas, eso es bonito. En el pasado, a lo mejor no nos mirábamos a los ojos, que lloran y también sonríen, además expresan emociones. Antes, tal vez, nos dábamos un abrazo y un besito en la mejilla y no mirábamos los ojos, ahora podemos verlos y aprender entonces, cómo está la otra persona y saber que si lo que está diciendo es acorde a lo que está sintiendo con esa mirada”, finzaliza la psiquiatra.

HB. | elsiglo