Delincuentes usan las redes sociales como carnada para pescar a víctimas

El avance de las tecnologías desde el punto de vista de la comunicación es importante en cualquier país del mundo e igualmente en las empresas de diferentes ramas y eso permite la expansión de bienes y productos y darlos a conocer a un conglomerado de ciudadanos, tener mayor éxito en publicidad y venta. Quien promociona vende y quien no lo haga corre el riesgo al fracaso. Nadie va a conocer lo que ofrece.

Los cuerpos policiales están montados en un trabajo de investigación para desarticular esos grupos delictivos

Sin embargo, no todo es color de rosa y hay sus peros... en este caso se refiere al manejo de la tecnología comunicacional por parte de bandas criminales para cometer sus delitos en diferentes aspectos.

De acuerdo a los reportes ofrecidos por los altos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, en Venezuela el crimen organizado, en sus anchas, viene dando un giro inesperado para su beneficio pecuniario y específico.

Las organizaciones delictivas, en este caso particular, vieron un negocio redondo y suculento para atraer a sus víctimas en relación a la compra-venta de vehículos, una oportunidad de hacerse dinero de una manera fácil.

Sujetos vinculados con el robo y hurto de vehículos, usan las redes sociales como carnada para pescar a sus víctimas, y se valen de Facebook, Instagram, Twitter y WhatsApp, herramientas comunicaciones actualmente de moda que conectan con todo el mundo. Quien no usa esos instrumentos no está en la onda de la modernidad, según lo afirman los expertos.

Por tal motivo, los antisociales usan esas herramientas para publicar y ofertar vehículos, viviendas y otros bienes materiales, e incluso cuelgan precios de esos objetos. Las ofertas son tentadoras y lo hacen en dólares.

El precio… “está barato, dame dos…” se convierte automáticamente en una trampa caza bobo y muchos incautos o por aprovechar las ofertas (engañosas) caen en las trampas mortales.

VENTAS MORTALES

Casos emblemáticos hay muchos. Recientemente un hijo de un concejal del estado Miranda. Michelle José Fernández Morales, de 26 años, fue asesinado en septiembre de varios disparos a manos de un grupo criminal que lo interceptó en una zona montañosa después de cerrar la venta de un vehículo.

Según las autoridades, una mujer, que posteriormente fue abatida por la policía, resulto ser el señuelo para robarle a Fernández los dólares en efectivo que recibió para comprar el coche.

Este modus operandi se ha repetido al menos una decena de veces en otros estados de Venezuela. Entre los casos se encuentra un policía del municipio San Diego en Valencia que fue asesinado a principios de este mes en una emboscada en la población de Magdaleno, Aragua.

Asimismo se informó que un matrimonio que formaba parte de la Fuerza Armada Nacional, identificado como Jakson Romero Macia y Ranmary Ramírez Ramírez fueron asesinados en una panadería en Las Tejerías cuando concretarían la comprar de un vehículo. A la pareja le robaron cuatro mil dólares. Y así muchos otros casos que no han sido ventilados en los medios de comunicación social.

¡MOSCA CON LAS REBAJAS!

Vale destacar asimismo que la crisis económica que afecta a todos por igual en nuestro país, condujo y despertó el hábito de muchos delincuentes para cometer sus fechorías y ejecutar sus acciones mortales.

Las páginas de compra y venta se popularizaron en los últimos meses en el país cuando la crisis económica se agudizó y empujó al exilio a cientos de venezolanos, que comenzaron de forma desesperada a buscar las divisas para poder emigrar.

Los coches de gama baja se encuentran en las redes sociales entre 3.000 y 5.000 dólares, mientras que los de alta gama, rondan los 10.000. El comprador generalmente pide rebajas, y cuando llegan a un acuerdo las partes se citan en un lugar público para iniciar la negociación.

En muchos casos, los vendedores piden que el pago se realice en efectivo e incluso se cambia de lugar. He ahí la trampa. Mosca con las rebajas. No se conviertan en víctimas mortales de las bandas criminales.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo