Contra la intervención imperial. Por una solución democrática, desde y para el pueblo venezolano

Venezuela vive una crisis sin precedentes que se ha venido agravando paulatinamente en los últimos años, al punto de afectar dramáticamente todos los aspectos de la vida de una nación.

El colapso de los servicios públicos, el derrumbe de la industria petrolera y la caída extraordinaria del Pbi, la hiperinflación, el aumento vertiginoso de la pobreza, la emigración de millones de personas definen esta crisis, entre otros factores. La conflictividad política ha escalado a niveles muy peligrosos, socavando el Estado de derecho, el marco de convivencia social y la salud de las instituciones. La población se encuentra en un estado de absoluta vulnerabilidad.

Ciudadanos Venezolanos protestan en Amsterdam

El gobierno de Nicolás Maduro ha avanzado hacia el autoritarismo, suprimiendo de facto numerosas formas de participación popular que habían logrado establecerse desde los inicios del proceso bolivariano.

Protestan contra la gestiòn gubernamental de Venezuela

Ha aumentado la represión ante las numerosas protestas y muestras de descontento social; ha secuestrado la vía electoral como mecanismo de toma de decisiones colectivas y se ha mostrado intransigente en su meta de aferrarse al poder a cualquier costo; y ha gobernado al margen de la Constitución, aplicando un estado de excepción permanente. Mientras tanto, se avanza en la profundización del extractivismo y en la aplicación de políticas económicas de ajuste que favorecen a corporaciones trasnacionales e impactan negativamente en la sociedad y la naturaleza.
En paralelo, los sectores extremistas del bloque de oposición que lograron encabezar distintas movilizaciones han impulsado varios llamados a una salida forzada y radical del gobierno de Maduro (en 2014 y 2017), lo cual ha generado serias confrontaciones violentas y ataques a infraestructuras. Esto ha contribuido al estrangulamiento de la vida cotidiana de millones de personas y a afectar severamente la convivencia pacífica.
Adicionalmente, en el marco de un auge y alineamiento de las derechas en América Latina, se intensificó la intervención foránea, principalmente del gobierno de Estados Unidos, el cual desde 2015 ha asumido una posición mucho más agresiva con Venezuela, a través de órdenes ejecutivas, declaraciones amenazantes, creación de lobbies regionales e internacionales contra el gobierno de Maduro y sanciones económicas que impactaron en la economía nacional. Otros actores internacionales, como China y Rusia, han incidido significativamente en el curso de los acontecimientos a partir de sus propios intereses expansionistas y apetencias económicas y energéticas, configurando una situación geopolítica sumamente tensa.
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La autoproclamación, el 23 de enero de 2019, del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como “presidente interino” de Venezuela para encabezar un gobierno de transición ha desatado una nueva escalada de la crisis.
Este intento de crear un Estado paralelo en el país encontró un rápido reconocimiento del gobierno de Estados Unidos, así como de otros países aliados, como Canadá, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Paraguay, entre otros.