Así cambia tu forma de dormir a partir de los 40 años

Cada persona es diferente y tiene su propia evolución a lo largo de su vida, hay ciertas características que están indisolublemente asociadas a determinados grupos de edad. Los jóvenes hacen más vida nocturna, los padres con hijos disfrutan más del día, los ancianos sufren más problemas de salud derivados del envejecimiento, etc.

Asimismo, las necesidades biológicas con la que casi todas las personas evolucionan a lo largo de su vida es con el sueño. Nada tiene que ver el sueño de un bebé, con el de un adolescente, con el de unos padres recientes, con el de un anciano, etc. Ahora, un equipo de expertos ha encontrado cómo cambia el sueño cuando las personas cumplen 40 años, una barrera de edad que marca un antes y un después en muchos de los actos cotidianos de la vida

Una de las primeras características que han encontrado es que a partir de los 40 se pasa menos tiempo en un estado de sueño profundo. Ese cambio en el ciclo del sueño podría ser la razón por la que, a pesar de haber dormido 8 horas, no nos levantamos descansados.

De esta manera, también es habitual que nos despertemos mucho más fácilmente. Antes podíamos dormir a pierna suelta y aunque al lado hubiera un coro en pleno ensayo; ahora nos despertamos con el simple sonido de una gota de agua en el baño. La razón, según explica la neurobióloga Verena Senn, es que «la arquitectura del sueño cambia con la edad: el envejecimiento viene con un sueño más ligero, una menor eficiencia del sueño y un mayor despertar por la noche».

Pero no todo va a ser malo: aunque nos despertemos más y no descansemos tanto, sí conseguimos dormir antes. Eso se debe al cambio en el cronotipo de una persona, es decir, al comportamiento asociado con el ritmo circadiano particular de un individuo.

Según se va avanzando en la edad, las personas descubren que van despertándose antes… y también durmiéndose más pronto. El doctor Nate Watson explica que el hecho de abrir los ojos antes también viene generado por el cronotipo de cada uno, mientras que acostarse antes también es producto de los ritmos circadianos, que avanzan de fase con la edad.

Algo en lo que coinciden todas las personas al pasar una determinada edad es que necesitan menos horas de sueño. Eso aumenta con la edad, sobre todo después de la jubilación, ya que la ausencia de trabajo elimina el estrés físico y mental de la persona.

También va aumentando con la edad el número de veces que nos levantamos al baño por la noche. El doctor James Cobb explica a Best Life Online que tiene que ver con la medicación, una posible disminución de la capacidad de la vejiga o, incluso, la hipertrofia de próstata y es algo que ocurre a la mayoría de las personas cuando se hacen mayores.

Por el cual, el dolor también es algo que vamos aumentando con la edad y levantarse dolorido es cada vez más habitual. La razón es que el cuerpo no es capaz de recuperarse tan rápido de una mala postura durante varias horas y nos lo demuestra recordándolo al despertar. Por eso, los expertos siempre recomiendan descansar en un colchón de calidad y con almohadas que se adapten a nuestras necesidades.

No todas las personas de más de 40 años sufran todos esos síntomas al dormir, pero sí habrán experimentado alguno de ellos con la edad

No son los únicos síntomas: los expertos también apuntan a que nuestra boca se reseca más por las noches, que el cuerpo produce menos melatonina, que somos más proclives a roncar o a padecer apnea del sueño o que sudamos más. Son circunstancias que van sucediendo con la edad y a las que hay que adaptarse.

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