Venezolanos en Perú comen de la basura, piden limosna y se prostituyen

65% del millón de migrantes de Venezuela está en situación vulnerable y para sobrevivir un tercio de las familias adoptó “mecanismos extremos”, indicó Acnur. La pandemia agravó la situación.

Miles de “riders” venezolanos en España serán asalariados de las plataformas digitales de repartidores, en lugar de trabajadores autónomos como hasta ahora, con lo que ganarán en derechos laborales, pero algunos temen perder ingresos al trabajar menos horas, lo que repercutiría en el envío de ayuda a sus familias a Venezuela.

La ministra española de Trabajo, Yolanda Díaz, presentó este jueves en rueda de prensa el acuerdo al que llegaron el gobierno, los sindicatos y la patronal para que se fije por ley la condición de asalariados de estos repartidores sobre ruedas y las plataformas digitales tendrán un plazo de tres meses para regularizar la situación antes de que la norma entre en vigor.

Hasta ahora funcionaban como trabajadores autónomos, por lo que tenían que cotizar ellos mismos y carecían de horario fijo o vacaciones como un trabajador por cuenta ajena, y muchos de ellos trabajaban de manera informal.

La precariedad de los rinders

En España hay entre 20.000 y 25.000 “riders”” y la gran mayoría son venezolanos, aunque las cifras son aproximadas por la “opacidad” de las plataformas, explicó este jueves a Efe el portavoz de la asociación Riders x Derechos, Dani Gutiérrez.

Esta asociación defiende que los repartidores sean trabajadores asalariados para poder tener un sueldo digno.

Gutiérrez señaló que como asalariados el sueldo según el convenio colectivo del sector sería de 1.800 euros brutos al mes (unos 2.150 dólares) y al precio que pagan actualmente las horas a los “riders” autónomos, estos tienen que trabajar 80 horas semanales.

Sin embargo, hay algunos que quieren seguir siendo autónomos, sobre todo entre inmigrantes, como Harold, un venezolano de 23 años de edad que emigró de Caracas a España y lleva tres años trabajando de repartidor.

Venezolanos en Perú: la pandemia les complicó la vida

Su vida en el país que los acogió se complicó hace un año con una cuarentena de más de 100 días por la pandemia y sigue sin mejorar.

“La situación ha sido muy difícil, mucha gente perdió el empleo, los medios de vida. Se cerraron muchos negocios y los migrantes y refugiados estaban hacinados en espacios muy pequeños, con muchos meses sin poder salir a trabajar”, dijo a la AFP Regina de la Portilla, responsable de información de Acnur en Lima.

“Sin tener acceso a empleos o medios de vida dignos, las personas refugiadas y migrantes venezolanas recurren a diferentes mecanismos de supervivencia”, agregó.

Dos dólares al día

El informe de Acnur indica que 70% de las familias diariamente “gana menos de 30 soles peruanos [8 dólares] para cubrir los gastos de alimentos, alquiler y medicinas de 4 personas, en promedio”. Eso equivale a 2 dólares al día por persona.

“Vimos un empeoramiento claro de la situación de las personas, y estamos trabajando en apoyos económicos para asistencia humanitaria directa, con un poco de capital para comprar alimentos, medicinas o pago de alquiler”, dijo De la Portilla.

Acnur trabaja con organizaciones locales y grupos religiosos para mantener comedores populares e impulsar su inserción laboral.

Si bien el gobierno peruano autorizó en agosto el contrato de médicos y paramédicos venezolanos sin revalidar títulos por la pandemia, consiguieron empleo 5.600 personas, el 0,05% del millón de migrantes.

“La mayoría de los venezolanos no quieren dinero, sino una forma de ganarse la vida para poder sostener a sus familias y salir adelante”, indicó De la Portilla.

Ante la compleja situación, una minoría regresó a Venezuela, pero no hay cifras oficiales.

Interacción con peruanos

El reporte dice que se duplicó a 60% la cantidad de venezolanos que redujeron la cantidad o calidad de sus alimentos, y se elevó de 7% a 45% la cifra de quienes no pagan el alquiler de sus viviendas.

Ahora 68% no come 3 veces al día, según Acnur, que entrevistó a 826 familias para este informe.

55% admitió haber sufrido discriminación, pero más de la mitad afirmó que mantenía “buena o muy buena interacción con los peruanos”.

“Muchos expresaron que la discriminación no es un hecho generalizado”.

ElSiglo