Australia anunció este lunes la aprobación de la vacuna Pfizer, contra el covid-19 siendo la primera contra esta enfermedad que obtiene la luz verde en el país oceánico, en donde se prevé comenzar con las primeras inoculaciones a finales de febrero.
La Administración de Bienes Terapéuticos (TGA, siglas en inglés), que aprobó por dos años la distribución de esta vacuna en las personas de 16 años o más, señaló que ésta “cumple con los altos estándares de seguridad, eficacia y calidad requeridos para su uso en Australia”.
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Por su lado, el primer ministro australiano, Scott Morrison, destacó hoy en declaraciones a periodistas en Camberra, que Australia es uno de los pocos países “que ha seguido un proceso exhaustivo y minucioso en la aprobación de la vacuna”.
El mandatario también informó de que esta vacuna, que iban a comenzar a recibir los trabajadores sanitarios y de las fronteras, entre otros, a mediados de febrero, será inoculada a finales de ese mes debido a los problemas “en la producción y distribución tanto por parte de AstraZeneca como de Pfizer en todo el mundo”.
Por su lado, el ministro australiano de Salud, Greg Hunt, precisó que se espera comenzar con la distribución de unas 80.000 dosis semanales de la vacuna Pfizer, que ha vendido a Australia unas diez millones de dosis.
Ya casi los 54 millones de dosis acordados con la farmacéutica anglo sueca AstraZeneca, que además se producirán en su mayoría localmente, comenzarán a inocularse en la población en marzo, una vez que reciba la luz verde de las autoridades de Australia, que además han suscrito acuerdos para obtener dosis de Novavax y del consorcio COVAX.
El anuncio se da en el aniversario del reporte del primer caso de covid-19 en Australia, que lleva casi una semana sin contagios locales y acumula desde el inicio de la pandemia más de 28.760 casos de esta dolencia, incluyendo 909 fallecidos.
La mayoría de estos casos de covid-19 ocurrieron por un estallido a finales de junio pasado de infecciones locales en la ciudad de Melbourne a raíz de los fallos en las cuarentenas de los centros para viajeros internacionales, que entran a cuentagotas por el cierre de las fronteras australianas desde marzo pasado.
