Sujetos lo golpearon, arrastraron su cuerpo y después lo ahorcaron

Una historia de película de terror y horror se vivió en la madrugada y parte de la mañana del martes en una de las viviendas ubicada en la calle 6 de la urbanización Villa Esperanza, en Santa Inés de La Morita del municipio Francisco Linares Alcántara.

De acuerdo al relato de los vecinos, un grupo de presuntos delincuentes se presentó a la residencia, donde agarraron a un ciudadano, cayéndole a golpes como si fuese una «piñata», luego arrastraron su cadáver hasta la entrada del urbanismo y posteriormente lo guindaron, muriendo poco después el ciudadano.

Edwin de Jesús Castro Meléndez, muerto

Seguidamente la mujer, identificada como «La Mónica», se dirigió a la estación policial más cercana de su domicilio, denunciando que el padre de sus dos hijos se había ahorcado.

Luego una comisión del Cicpc, previo a la visualización de la escena del suceso y la inspección corporal al individuo que en vida respondía al nombre de Edwin de Jesús Castro Meléndez, de 31 años de edad, de profesión obrero y hermano cristiano, se percató que no se trataba de un suicidio sino de un homicidio con premeditación, alevosía y otras causales.

COMENZÓ POR UNA RIÑA

De acuerdo al relato, Castro, quien residía temporalmente en El Mácaro del municipio Mariño, en donde se congregaba en una iglesia cristiana y tenía alrededor de tres semanas de haber aceptado a nuestro Dios como su salvador en la Tierra, se trasladó a la urbanización Villa Esperanza a visitar a sus dos hijos procreados con la señora Mónica Osorio.

Al parecer, la relación amorosa se vino a «pique» y para evitar complicaciones a futuro con la Ley, el hombre se mudó a El Mácaro. Estando allí comenzó a visitar la iglesia cristiana y aceptó a nuestro Dios.

Además se ganaba la vida como obrero en el Mercado Mayorista en la Intercomunal Turmero-Maracay, y el lunes se trasladó a la casa donde viven dos de sus cinco hijos.
Luego «La Mónica» y él, aprovechando las fiestas de carnavales, comenzaron a libar licor y en la madrugada del martes, se originó una fuerte discusión entre ellos por causas que se desconocen.

La mujer habría dicho que el «ex» la había golpeado e incluso presentaba supuestas heridas en su cuerpo. En medio de la situación, la ciudadana salió corriendo hacia una de las viviendas del urbanismo.

GRUPO COMANDO

Transcurridos unos cuantos minutos, un comando de presuntos delincuentes se presentó a la vivienda signada con el número 1, en la calle 6 de Villa Esperanza, y sacó de la misma al trabajador del Mayorista.

A golpes y patadas, Castro fue lanzado a la calle, y de allí, los antisociales arrastraron el cuerpo del individuo hasta la entrada de la urbanización.

Seguidamente lo guindaron en el arco de la referida zona, posteriormente los sospechosos huyeron del lugar, mientras que la mujer, bajo un manto de llanto y dolor por la muerte de su pareja, escenificando una escena de película de terror y horror, se trasladó al comando policial querellándose que su marido se había ahorcado.

EN PRESENCIA DE UN CRIMEN

Posteriormente se presentó una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas al lugar del suceso, visualizando la escena e inspeccionando el cadáver.

Al rato la versión del suicidio cambió a un homicidio con premeditación y alevosía. Al hombre le apreciaron excoriaciones en la espalda y hematomas en varias partes del cuerpo.
Poco después los investigadores se dirigieron a la morada de «La Mónica» para tomarle nuevas declaraciones sobre los hechos y ya ella había dejado «el pelero». Se desconoce su paradero.

VERSIÓN DE LA FAMILIA

Johanna Arrieta, familiar de la víctima, denunció ante los periodistas de sucesos que la culpable de ese acto criminal es la mujer. Se preguntó lo siguiente: ¿Por qué anda huyendo?
«Por qué inventó semejante historia de que nuestro familiar se había ahorcado, cuando ella misma contrató a esos matones», dijo, añadiendo que Edwin de Jesús la había golpeado e incluso que presentaba heridas, cuando eso es totalmente falso.

«Se llevó a los niños», agregó, y ahora debe responder ante los funcionarios del Cicpc y los tribunales. A través de los medios de comunicación social de la región, familiares exigieron a las autoridades un pronunciamiento oficial sobre lo ocurrido y se establezcan las sanciones que estipula la legislación nacional.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
fotos | RAFAEL SALGUERO