Maracay la eterna Ciudad Jardín

Una ciudad de largas calles, que al parecer conducen todas al mismo lugar, de amplios miradores, donde muchas personas se conocen; una urbe que reposa en un valle noble, que funge de encrucijada para todos los caminos. Ciertamente es así, ya que la Ciudad Jardín de Venezuela alberga en sus entrañas a personas de distintos estados y países, lo que hace sentir a los maracayeros con tonos de voz neutro, pero sonrientes, amables, pacientes y muy receptivos.

Muchos de sus habitantes desconocen parte del nacimiento de esta pujante y hermosa ciudad que ha tenido gobernantes enamorados de las virtudes de esta tierra, así como dirigentes políticos apáticos y desprendidos, por lo que muchas de sus maravillosas obras arquitectónicas han sufrido consecuencias nefastas.

Maracay, encrucijada de muchos caminos

¿POR QUÉ 5 DE MARZO?

«Maracay siempre ha vivido de mitos», así describe Oldman Botello, cronista, historiador y periodista de la ciudad de Maracay, quien es una referencia obligada para conocer acerca de la historia de este majestuoso valle.

«El valle de Maracay Tapa Tapa, como se llamaba esto desde un comienzo, era una sucesión de haciendas de caña de azúcar, de tabaco, y era la manera que vivían las personas de esta zona para ese entonces, con el producto de sus ventas, estamos hablando del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, es por ello que un grupo de 50 cabezas de familias de ese valle de Maracay, se pusieron de acuerdo con otro hacendado del este pueblito que era esta zona, que era don José de Oviedo y Baños, quien fue quien escribió la primera historia de Venezuela, o lo que había sucedido de historia hasta 1740 aproximadamente, es decir la conquista, la colonización y poblamiento de Venezuela, este señor resulta que era sobrino del Obispo de Caracas y Venezuela que es el verdadero fundador de la ciudad, Monseñor Diego de Baños y Sotomayor, que a su vez era hacendado en este pueblito, era dueño de la hacienda Tucupido, que es lo que hoy se llama ‘San Jacinto’, territorio que ocupa la zona del Hospital Militar, La Placera, La Casa de la Moneda, hasta Montaña Fresca. Esta extensión de tierra se prolongaba hasta el parque Henri Pittier. Don José Oviedo era de Bogotá y el Monseñor era de Perú, Lima, pero descendiente de españoles».

Maestranza César Girón en su máxima expresión

Monseñor decide recibir a estos 50 cabezas de familias y hacendados del este pequeño pueblito llamado Tapa Tapa, en la cual le proponen que Maracay contara con una buena iglesia y un propio cura, ya que en esa época el cura que existía era el de Turmero que viajaba a caballo desde allá para realizar misas, y otras actividades religiosas y esto representaba un peligro para él, ya que tenía que transitar por una zona llamada «Montaña de Güere», donde actualmente se ubica el Samán de Güere y allí atracaban y mataban a las personas, lo cual resultaba un peligro para todos los que iban a bautizar, a casarse.

Don José de Oviedo y Baños, usando su influencia y para beneficiar a este pueblo que albergaba en ese momento a más de 1.000 personas, presenta el proyecto a comienzos de 1700, cuando Monseñor recibe el pedido que decide revisar muy seriamente, por eso se tardó un año en darle el visto bueno.

Es por ello que el día 5 de Marzo de 1701, el obispo decide emitir el acto de erección de la parroquia o vicefeligresía eclesiástica de Maracay, con un cura propio, y de momento comenzaron a oficiar misas en la pequeña capilla que existía en el valle.


Maracay, cuna de la Aviación venezolana

El marqués Mijares de Solórzano regaló las tierras donde se construiría la iglesia que se encuentra ubicada actualmente en el barrio El Carmen, en el casco central de Maracay.

Es por ello que ese día es tomado como punto de partida de Maracay: el 5 de marzo de 1701, por lo cual se escogió la fecha como el onomástico de la ciudad. Allí comenzó a surgir como urbe y se comenzaron a consolidar otros entes fundamentales para el crecimiento poblacional.

Otro punto importante de Maracay, aquel pueblito llamado antiguamente Tapa Tapa, es que era un caserío a la orilla del camino, lo que se llegó a llamar «El camino de la Gobernación» (1700). Luego de las resoluciones eclesiásticas, el mando civil se encargó de refrendar lo que el obispo hizo, dándole el visto bueno a la creación de una nueva ciudad que más adelante iba a ser paso obligado para muchos venezolanos.

A pesar de que 318 se dicen fácil, Maracay es una tierra joven que sigue creciendo, que sigue albergando en su espíritu, estructuras arquitectónicas que la hacen única e imponente para muchos maracayeros. Son referencia obligada la Plaza Bolívar, El Toro de la avenida Las Delicias, El Obelisco en San Jacinto, la Maestranza César Girón, el Parque El Ejército, la Madre María de San José, el Zoológico de Las Delicias, entre tantas más que han sido producto de gobernantes enamorados de este valle.

Maracay fue territorio de vascos y canarios, después por llaneros, y de andinos como el general Cipriano Castro y el general Gómez. Y fue justamente el general Juan Vicente Gómez, quien realiza obras de gran envergadura en la ciudad y la convierte en «La Cuna de la Aviación venezolana», debido al cariño que le agarró a esta tierra.

El Toro de Las Delicias

Es por ello que hoy en día infraestructuras como la escuela de Aviación Militar, el Museo Aeronáutico, son obras que amparan una historia visible, que representa parte de ese crecimiento como ciudad que en algún momento fue capital de Venezuela. De hecho, en cuanto a obras públicas, el estado Aragua superó al Distrito Federal, especialmente con la construcción de la carretera a Ocumare de la Costa, lo que le dio a Maracay un puerto bajo su control.

Maracay es una referencia obligada de muchos venezolanos, es la entrada de dos maravillosas costas que son icono del país como Ocumare de la Costa y Choroní, puertos que están rodeados de playas mágicas, místicas y maravillosas que esconden pueblos llenos de cacao, plátano y tambor, es simplemente un gentilicio variado, cálido, y con amplia historia de crecimiento.
Pese a las circunstancias y muy a pesar que Maracay muestra un rostro lleno de cicatrices en sus maltratadas calles, penumbra y oscuridad, contaminación ambiental en sus matices, carencia del vital líquido en gran parte de su territorio, el gentilicio maracayero siempre impone su sonrisa.

Catedral de Maracay, referencia obligada de los maracayeros

Los cerros y playas que nos rodean siempre están dispuestos a recibirnos; hagamos un ejercicio de sentido de pertenencia con nuestra hermosa y joven metrópoli, que necesita más consideración y respeto por mantenerla limpia; inyectemos amor verdadero a esta versátil tierra que nos acoge a todos, y tengamos presente que esta ciudad es la encrucijada de muchos caminos. Y en la víspera de su cumpleaños 318, les deseamos un mejor futuro.

NEHOMAR J. AZÓCAR S. | elsiglo
fotos | JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ