Aproximadamente a las 9:00 de la mañana de este jueves, cisterneros del llenadero de Tapa Tapa, en la zona oeste de la ciudad de Maracay, parroquia Los Tacarigua, en Aragua, reportaron a las autoridades del Cicpc sobre la muerte de una persona que solía frecuentar el sector.
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El ciudadano respondía al nombre de Julio Ortega, de 68 años de edad, de oficio agricultor, padre de siete hijos y actualmente domiciliado en la calle 4 del sector Los Tubos en San Vicente.
De acuerdo a la versión de uno de sus hijos, el señor Ortega venía padeciendo problemas de la tensión y se la controlaba gracias a las pastillas.
Este jueves habría manifestado a sus seres queridos que se trasladaría a un pequeño conuco que tenía en la parte posterior del llenadero de Tapa Tapa. Allí sembraba maíz y otros granos, así como cambures y otros rubros alimenticios.
Una vez en el lugar, el hombre saludó a los cisterneros que hacen vida en ese espacio geográfico y dialogó con uno de ellos tranquilamente.
Minutos después el trabajador notificó que iría al conuco, pero antes llevaría un poco de agua para tomar y regar algunas plantas. Era una persona muy trabajadora.
Cuando va entrando al sembradío, Julio Ortega se sintió un poco mareado, se sentó rápidamente en el suelo y algunas personas que lo vieron mal físicamente, se acercaron ofreciéndole su apoyo y solidaridad en un momento desesperante.
Transcurridos unos segundos, el agricultor dejó de existir y todos, allí presentes, presumieron un infarto fulminante.
En aras de descartar alguna novedad fuera de ley, los nativos de ese sector se comunicaron con funcionarios de la Policía de Aragua y del Cicpc.
Posteriormente se presentó una comisión del Cicpc, adscrita a la Delegación Municipal de Caña de Azúcar, tomando declaraciones de familiares y testigos, así como también levantando el cadáver para trasladarlo al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses.
A través de la autopsia de ley se determinará la causa del deceso. Los familiares, vecinos y allegados a la familia se sintieron impactados por la muerte del ciudadano.
«A tempranas horas lo sorprendió la muerte», expresó una de las personas que hace vida en el llenadero de Tapa Tapa.