La Victoria fue escenario de la senda del «Peregrino»

La ciudad de La Victoria, municipio Ribas, recibió al reconocido «Peregrino», José Gregorio Luque, quien nuevamente a pie, tomó los rumbos de diversos estados del país, como forma de sacrificio y fe, en pro de que se les concedan peticiones, donde la paz mundial, la unión y el dialogo son factores denominadores.

Ataviado como es costumbre desde hace veinticinco años con la túnica morada y la cruz acuesta, Luque realizó su travesía por las principales calles y avenidas de la Ciudad de La Juventud, como parte de su senda de 500 kilómetros por el diálogo, la reconciliación, salud y paz.

Durante su recorrido, el peregrino informó que este 2022 el objetivo era llegar a Caracas, lo que logró ayer, pero todo comenzó con la tradición de conectar a San Fernando de Apure con Achaguas, donde se encuentra el Santuario Nacional del Nazareno.

«Son 500 kilómetros de fe, de entrega y de amor al mundo, como dijo nuestro Señor: amémonos unos a los otros, como a sí mismos. Es por ello que en esta oportunidad estoy pidiendo por todos nosotros, por un mejor porvenir y por un mundo y un país con más entendimiento, fe y esperanza. Espero llegar hasta Miraflores», mencionó.
Durante su transitar, José Gregorio fue asistido por las autoridades de esta parte del eje Este del estado Aragua, quienes no titubearon en brindarle el apoyo en logística, y por supuesto, no hubo quien no se le uniera en su caminar.

Marina Robles, habitante de la comunidad de Las Mercedes, acompañó al «Peregrino» varios metros y exclamó: «De verdad son muestras de fe que debemos apoyar como católicos, son sacrificios que personas están haciendo por todos nosotros. Yo estaba en la posibilidad de caminar un poco y también orar mientras lo hacíamos bajo el sol, porque el también amerita de nosotros como hermanos que somos y esta es una buena forma de demostrarle que su labor no es en vano».

En resumidas cuentas, durante el paso del «Peregrino» José Gregorio Luque, las calles se llenaron de emoción, mucha fe y sobre todo reconocimiento de las personas.

DANIEL MELLADO | elsiglo