El estudio “Educación en pausa” da cuenta de que están a punto de cumplirse casi ocho meses de pausa prolongada para 137 millones de niños, niñas y adolescentes latinoamericanos, un tiempo cuatro veces más alto que la media global, que pueden abocar a una “catástrofe generacional”.
APRENDER EN DESIGUALDAD DE CONDICIONES
La desigualdad es más acuciante en grupos vulnerables con niños con discapacidad, migrantes indígenas o en zonas rurales donde la educación a distancia no llega, resaltó la entidad de las Naciones Unidas (ONU).
También se advierte de que el porcentaje de niños que no recibe educación alguna, ni presencial ni remota, se ha disparado del 4 % al 18 % en los últimos meses.
IMPACTO PROLONGADO
El cierre de las escuelas no solo aplaza la educación para algunas familias, sino que supone la pérdida “de una cantidad enorme de servicios, como el de la salud, de apoyo psicosocial y de protección” para la infancia, añadió la especialista.
Al menos 80 millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina han perdido las comidas escolares y corren el riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales.
Los niños, niñas y adolescentes también están más desprotegidos ante la violencia en el hogar.
PRIORIDAD
Si bien 1 de cada 6 escuelas no tienen acceso al agua, Unicef instó a los gobiernos a acelerar la apertura segura de las escuelas mediante mejoras en el sistema.
Ante la suspensión masiva de los servicios educativos, Unicef ha brindado apoyo contribuyendo a que 42 millones de estudiantes en la región reciban aprendizaje a distancia y en el hogar a través de la radio, la televisión, Internet y otras plataformas.