La Santa Muerte y el diablo

La Santa Muerte y el diablo. Bajo los efectos de sustancias psicotrópicas, Álvaro llegó a su casa. De inmediato pasó hasta la habitación donde María Montserrat Animas Montiel, su mujer, dormía. Sin pensarlo muchas veces se abalanzó a ella y la acuchilló.

La Santa Muerte y el diablo. Bajo los efectos de sustancias psicotrópicas, Álvaro llegó a su casa. De inmediato pasó hasta la habitación donde María Montserrat Animas Montiel, su mujer, dormía. Sin pensarlo muchas veces se abalanzó a ella y la acuchilló.
María Montserrat Animas Montiel

El hecho ocurrió el 29 de junio de este año, en la ciudad de Puebla, México. El cuerpo quedó inerte sobre la cama. El sujeto buscó herramientas y otros cuchillos para descuartizar a su esposa.

FABRICÓ UN CENICERO

En medio de la “trona” el desquiciado hombre hizo comida, comenzando por comerse el cerebro. Con el cráneo fabricó un cenicero.

“La mamá de la víctima señaló que Álvaro descuartizó a María con un machete, un cincel y un martillo. Después hizo unos tacos con parte del cerebro y luego tiró parte de los restos en una quebrada”, reportaron los medios mexicanos.

“El Caníbal de Puebla”, contactó a una de las hijas de su esposa para pedirle que fuera a recoger los restos, los cuales metió en una bolsa.

ADORACIONES SATÁNICAS

Al parecer Álvaro y su esposa solían hacer publicaciones sobre adoraciones satánicas. En tal sentido, tras el asesinato, el hombre aseguró que la Santa Muerte y el diablo le habían ordenado asesinar a la mujer con quien se había casado hace un año. Luego procedió a descuartizarla y guardar los restos en bolsas de plástico, algunos de los cuales arrojó a un barranco y otros los mantuvo en su vivienda.

María Animas tenía cinco hijas, entre 12 y 23 años, pero sólo dos vivían en la casa de la pareja. Según la abuela de las niñas, Álvaro las acosaba sexualmente y las espiaba cuando se bañaban, pero la madre siempre se ponía del lado de su esposo.

También te puede interesar: Archivo del crimen: Reseñados

El sujeto es alcohólico y adicto a las drogas. Además, violento con su esposa y ya la había maltratado en el pasado, pero nunca denunció la situación a las autoridades.

HÉCTOR BRICEÑO | elsiglo

FG