Unas cincuenta personas fueron masacradas durante una misa

Al menos 50 personas han muerto en un ataque perpetrado por hombres armados durante una misa en la iglesia católica de San Francisco Javier, en el estado nigeriano de Ondo, en el sur del país. Se trata de la primera arremetida contra una iglesia católica en el sur del país, donde la población es mayoritariamente cristiana.

Los atacantes ingresaron a la iglesia y abrieron fuego contra los presentes

El ataque contra la iglesia, situada en la localidad de Owo, ha dejado un número todavía indeterminado de heridos que han sido trasladados de urgencia al Centro Médico Federal de la ciudad.

Uno de los parroquianos, Kehinde Ogunkorode, ha explicado que el ataque fue efectuado por al menos cinco individuos, hay niños y mujeres entre los fallecidos.

“Invadieron la iglesia y comenzaron a disparar”, ha declarado Ogunkorode, coincidiendo con el relato de otros testigos de la filial de la cadena británica BBC, quienes han confirmado que unos atacantes abrieron fuego indiscriminado contra los asistentes.

Ogunkorode ha confirmado que los atacantes detonaron un explosivo en el interior de la iglesia y dispararon a los transeúntes que se encontraban en las inmediaciones antes y después del asalto.

El párroco de la iglesia, Andrew Abayomi, ha relatado que él y varias personas más se encerraron en las dependencias de la iglesia y esperaron a que se fueran los atacantes, lo que ocurrió después de unos 20 minutos. “Estábamos a punto de terminar la misa. Ya había pedido a la gente que se marchara y empezamos a escuchar los disparos desde diferentes direcciones”, ha explicado.

“Nos escondimos dentro de la iglesia. Nos encerramos durante 20 minutos y abrimos cuando se marcharon y llevamos a las víctimas al hospital”, ha apuntado.

Hasta ahora ningún grupo ha asumido la responsabilidad del ataque, pero el diputado local Olayemi Adeyemi ha acusado del asalto a pastores de la etnia fulani concebido como una represalia contra las restrictivas políticas ganaderas y de pastoreo establecidas por el gobernador del estado de Ondo, Rotimi Akeredolu.

El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, quien ha expresado su “conmoción y tristeza” por este “atroz” ataque y ha augurado “pena eterna” para los responsables “aquí en la tierra y en el más allá”.

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“Es una agresión no provocada, un acto inhumano, atroz, terrorífico y horrendo”, ha afirmado el director del organismo musulmán, Ishaq Akintola, que ha pedido la “detención y juicio inmediato de los atacantes” y la participación del Ejército en las labores de búsqueda e investigación.

Además ha advertido de que teniendo en cuenta el ‘modus operandi’, “alertamos a las mezquitas e iglesias que podrían ser atacadas”. “Así es como empezaron en el norte”, ha advertido.

EFE