El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, achacó hoy los problemas económicos y la falta de calidad en los servicios públicos, particularmente la enseñanza y la salud, al aumento de la población en el país árabe, que supera los 105 millones de habitantes y cuenta con limitados recursos.
En una intervención ante la Conferencia Mundial de Población, Salud y Desarrollo, que inauguró hoy en El Cairo, Al Sisi destacó que, además de su población, Egipto acoge a “exactamente 9 millones” de extranjeros, incluidos refugiados y desplazados.
“Esto seguramente repercute en la calidad de todo”, dijo el mandatario, y consideró que “uno no será capaz de establecer una educación de buena calidad con este gran número de habitantes y en medio de muy pocos recursos”.
Subrayó particularmente el “vacío financiero” originado por el rápido crecimiento poblacional en los últimos 70 años, que “ha tenido repercusiones muy negativas sobre la calidad del producto (servicios) sanitario, educacional, …”
“No estoy de acuerdo sobre la libertad absoluta de tener hijos. Si la gente lo soporta y guarda silencio, pues vale”, dijo Al Sisi, tras una intervención del ministro de Salud, Hosam Abdelghafar, en la que afirmaba que la población egipcia aumenta en 5.683 personas cada día.
“Ustedes seguramente se preguntan cómo un Estado como este puede vivir con sus recursos, que no son grandes”, dijo dirigiéndose a las delegaciones y expertos de diversos países que participan en la reunión.
Crecimiento en la población
Egipto es uno de los países más poblados de África, con un promedio de crecimiento poblacional de un niño cada 19 segundos, según recientes datos de la Agencia de Estadísticas del país, CAMPAS.
Desde hace décadas Egipto lucha para controlar el crecimiento de la población, que representa el mayor desafío ante los planes de desarrollo en un país que depende de la importación para satisfacer la mayor parte de sus necesidades, particularmente alimentarias.
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Egipto vive sumido en una grave crisis económica, con una gran inflación (38% en julio), depreciación de la moneda, ausencia de inversiones y escasez de divisas con las que pagar sus multimillonarias deudas internacionales.
En octubre pasado, el país acordó un nuevo crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 3.000 millones de dólares orientado a “salvaguardar la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de la deuda egipcia”, el tercer crédito contraído con el prestamista global desde 2016.
BD
