Se marchita el Jardín Botánico de la UCV

Un oasis urbano, una joya en medio de la ciudad, paraíso natural en el corazón de Maracay; estas son algunas frases con las que hasta hace unos cinco años describían al Jardín Botánico Universitario de Maracay, un lugar que representó en su momento un escape para los citadinos hacia la naturaleza.

Un oasis urbano, una joya en medio de la ciudad, paraíso natural en el corazón de Maracay; estas son algunas frases con las que hasta hace unos cinco años describían al Jardín Botánico Universitario de Maracay.
Jardín Botánico de Maracay se encuentra sumido en el abandono

Sin embargo, factores económicos que posteriormente se acrecentaron con la pandemia y otros procesos que ha enfrentado el país, han dejado este mágico lugar en el abandono, con la maleza destruyendo sus caminerías, estanques, lagunas, dejando sepultada su riqueza botánica conformada por una gran variedad de especies de plantas de gran valor científico.

COLECCIÓN DE PLANTAS

Es importante mencionar que el jardín botánico tiene 3,6 hectáreas de planicie, donde existe toda una colección de plantas que han sido sembradas en el lugar y 11 hectáreas de montaña con vegetación natural. En estos espacios existen aproximadamente 300 especies cultivadas, principalmente de ecosistemas secos de Venezuela y el mundo que se encuentran entre los más amenazados.

UCV no cuenta con los recursos para recuperar cuatro hectáreas de terreno

En este lugar destacan algunas especies exóticas como el Boabad, un árbol africano con muy pocos ejemplares en este país, el cual es conocido mundialmente por aparecer en el libro «El Principito» de Antoine de Saint-Exupéry, pero que en Maracay es uno de los guardianes de este paraíso oculto en la maleza y que por tradición todos los visitantes deben abrazar antes de continuar su excursión.

Piden que vuelvan los hermosos viveros de alto valor académico y científico

Para recuperar este espacio, la dirección del Instituto de Botánica de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela, campus Maracay, está gestionando un proyecto de recuperación que aunque ya se planteó a las autoridades académicas, aún no se ha presentado ante las autoridades del Estado.

UN JARDÍN PARA MARACAY

«El proyecto lo hemos presentado en la Facultad pero queremos presentárselo a la Gobernadora y todos los entes gubernamentales posibles, porque este es jardín aunque ciertamente pertenece a la universidad, es el único jardín botánico que tiene la ciudad y sería un excelente atractivo turístico. No puede ser que la Ciudad Jardín no tenga un jardín», expresó Mercedes Castro, directora del Instituto de Botánica de la UCV-Maracay.

Castro explicó que para llevar a cabo este proyecto no se necesita una gran inversión económica, sino más bien de mano de obra y maquinaria suficiente para limpiar cuatro hectáreas de terreno, ya que incluso, una calle entera por donde podían ingresar vehículos, se encuentra sepultada por sedimentos que trajo el río Güey en una de sus crecidas hace ya algunos años.

En el pasado, niños de las distintas escuelas de la ciudad realizaban visitas de educación ambiental en estos espacios

«Nosotros sólo contamos con cuatro obreros y dos máquinas que no están en las mejores condiciones y tampoco hay gasolina ni aceite para ponerlas a funcionar, así que indiscutiblemente necesitamos apoyo del gobierno», agregó la directora.

TRABAJO MÁS ESTRUCTURAL

Sin embargo, los estanques sí necesitan de un trabajo más estructural, ya que presentan filtraciones y por lo tanto no están operativos. Asimismo, las caminerías también necesitan de un «cariñito» para retomar su esplendor.

Entre los espacios que deben recuperarse también se encuentran unos viveros de alto valor académico y científico, los cuales, por su deterioro, ya no están operativos.

Laguna y estanques que parecían de cuentos de hadas ya no están en funcionamiento

Por otra parte, Castro relató que en las mejores épocas de este jardín, recibían visitas de niños de las escuelas, se hacían también concursos de fotografías y sesiones de fotos, además un espacio diseñado para hacer trabajos de conciencia ambiental a través de la sensibilización y contacto con la naturaleza.

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«Estamos planteando un plan de formación de guías, además de contar con los estudiantes y tenemos las fortalezas para hacerlo, porque el programa de educación ambiental está, existe, pero no los podemos llevar a cabo en estas condiciones y es un recurso que estamos perdiendo», precisó la profesora.

CHIQUINQUIRÁ RIVERO | elsiglo

FG