Bicicletas acuáticas: ¿cómo son y cómo usarlas?

¿Te imaginas ir montado en un velero individual sobre el mar, mientras la brisa y la sal marina acarician suavemente tu rostro?, ¿y qué tal si pudieses experimentar esa misma sensación, pero montado sobre una bicicleta diseñada para desplazarse sobre el agua? ¡Ahora esto es posible, gracias a las bicicletas acuáticas!

¿Te imaginas ir montado en un velero individual sobre el mar, mientras la brisa y la sal marina acarician suavemente tu rostro?,¡Ahora esto es posible, gracias a las bicis acuáticas!
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Aunque se trata de un invento relativamente reciente, las bicicletas acuáticas ya se están posicionando en varios países de Europa y de otras partes del mundo como una de las opciones más interesantes para pasar un verano fenomenal.

Pero si solo apenas te vienes enterando de la existencia de este innovador método de transporte, no te preocupes, aquí te diremos todo lo que necesitas saber sobre las bicis de agua.

¿Cómo están hechas las bicicletas acuáticas?

Las bicicletas acuáticas fueron inventadas en agosto del 2014 por Judah Schiller. Este inventor, cuya creencia más firme es que la parte azul del planeta también es funcional para el ciclismo, ya tiene más de cinco años inundado el mercado con el primer modelo de bicicleta de agua, registrado bajo el sello de la compañía Schiller Inc.

Las bicicletas de agua están hechas con fibra de carbono, un material dúctil, ligero y aerodinámico, que le permite al vehículo acuático mantenerse a flote y estable, sin ningún problema, durante la navegación; esto incluye también los ratos en que el hidrociclista se detenga a reposar y a disfrutar de la vista.

En lo que respecta a su estructura, las bicicletas acuáticas poseen una base estabilizadora, constituida por uno, dos o tres aleros (dependiendo del modelo), un cuadro con su respectivo asiento, un manillar que hace las veces del mástil, y una hélice de nylon. Esta hélice es la que se va a encargar de propiciar el avance de la bici.

Pedaleo menor

También hay bicis que cuentan con pequeños motores eléctricos (de 400 vatios) y una batería. Los modelos con esta característica pueden llegar a alcanzar velocidades mayores con un esfuerzo de pedaleo menor.

En muchos sentidos, las bicicletas acuáticas están hechas de manera similar a una bici convencional. De hecho, en 2017 los diseñadores Guy Howard-Willis y Roland Alonzo se ganaron un Gold Pin, en los The Best New Zeland Design Awards, por haber creado un modelo (el Hydrofoiler XE-1) que ofrece, durante el traslado en agua, la misma experiencia de pedaleo firme que el ciclista tiene en tierra.

¿Cómo funcionan las bicicletas acuáticas?

En un principio el funcionamiento de las bicicletas acuáticas emula el de las bicis de tierra. Todo lo que el usuario tiene que hacer para moverse en el agua sobre este vehículo marítimo es pedalear hacia adelante, y utilizar el manillar para sortear las olas que se le vayan presentando.

¿Y qué pasa con el freno? Pues aquí la cosa también resulta sencilla. Para detenerse, todo lo que el hidrociclista tiene que hacer es empezar a pedalear hacia atrás.

Para garantizar mejor el equilibrio, el diseño de las bicicletas acuáticas hace que el frenado se dé de manera progresiva y no de golpe.

¿Qué velocidades pueden alcanzar las bicicletas acuáticas?

Si eres un amante de la velocidad, las bicicletas acuáticas no te decepcionarán. Estos navegables le permiten al conductor desplazarse en velocidades máximas que oscilan entre los 17 y los 20 kilómetros por hora. Esa es una rapidez nada despreciable, si se toma en cuenta que los delfines tiene una velocidad máxima de alrededor de 22 kilómetros por hora.

¡Pero aún hay más! Si la bicicleta acuática posee motor eléctrico, el vehículo puede llegar a alcanzar los 25 kilómetros por hora en aguas mansas, una verdadera proeza mecánica, que le saca el máximo de provecho al pedaleo humano.

¿Qué ventajas tienen las bicis acuáticas en comparación con las convencionales?

En comparación con las bicis convencionales, los modelos acuáticos resultan más saludables, ya que el impacto recibido en la zona de las rodillas al momento de pedalear es menor en el agua. Por esto mismo, se trata de un medio de transporte que puede ser aprovechado por toda la familia, incluyendo chicos y adultos mayores.

Ya que las bicicletas acuáticas no cuentan con ruedas, no es necesario detenerse cada tanto a comprar el par de recambio.

Debido a que la mayoría de los modelos de las bicis de agua son plegables, el transporte de este vehículo marítimo resulta bastante sencillo de realizar. Todo lo que el ciclista tendrá que hacer es colocar las partes de su bicicleta en la maleta del coche.

Todas las bicicletas acuáticas están pensadas para ser rápidamente ensamblables, de modo que el hidrociclista podrá pasar de la tierra al agua en apenas 10 minutos.

¿Hay alguna desventaja?

Algunos modelos con apoyo eléctrico para el pedaleo (como la XE-1), tienen una batería, cuyo tiempo de autonomía es de una hora. Luego de ese lapso, el hidrociclista deberá conducir valiéndose de sus piernas. Algo no necesariamente negativo, ya que las bicicletas acuáticas están hechas para ser guiadas principalmente por el usuario.

Por otro lado, no todas las bicis acuáticas poseen cascos suaves o desmontables. En estos casos, para poder transportar las bicicletas de cascos duro es necesario contar con un coche con bacas.

Para los ciclistas, una de los grandes placeres de montar en bicis convencionales es poder correr colina abajo sin tener que llevar a cabo ningún pedaleo. Esto, debido a que en el mar no hay colinas, no es una posibilidad con las bicicletas acuáticas.

¿Las bicis de agua son buenas para el medio ambiente?

Las bicicletas acuáticas no contaminan el medio ambiente, ya que no utilizan combustibles fósiles para arrancar. Esto es una gran ventaja y hace que estos vehículos sean más preferibles que, por ejemplo, las motos de agua.

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Al mismo tiempo, aunque la fibra de carbono, empleada para la construcción de las bicis acuáticas es difícil de reciclar, también es importante destacar que las partes de los hidrociclos hechas con este material están diseñadas para durar por varios años. De esta manera se reduce el riesgo de llenar el medio ambiente con un agente potencialmente contaminante.

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