La lluvia sorprendió a los maracayeros este domingo y por este motivo se vieron afectadas las ventas en el centro de la ciudad, cuando los comerciantes creyeron que sería el día de mayor afluencia de compradores; sin embargo, el buen ánimo se podía apreciar entre los vendedores de las tiendas que abrieron sus puertas desde muy temprano, quienes permanecieron esperanzados hasta que la lluvia cesó y finalmente comenzaron a aparecer los compradores.
En este sentido, Verónica García, vendedora en la calle Miranda, afirmó que aunque el día no empezó bien, el día sábado pudieron vender la mayor parte de la mercancía, aunque lamentó la situación para aquellas personas que por razones de trabajo podían salir a comprar sus regalos el mismo domingo. «El sábado la tienda se rebosaba de gente, pero este domingo se puso lenta la cosa, pero fue por la lluvia», precisó.
Cledayt Venegas y Graciela Pérez, siendo madres las dos, decidieron salir a trabajar con el mejor ánimo, ya que tenían buenas ofertas para este día especial. «La lluvia hizo que bajaran las ventas, aunque el año pasado también llovió y nos fue mejor, por lo menos, el sábado fue bastante movido, esperemos que salga el catire», comentó Venegas.
Sin embargo, Pérez aseguró que mantenía la esperanza de que al llegar a su casa, luego de esta jornada, sus hijos le tuvieran algo preparado. «Pasamos este día trabajando pero con buen ánimo, así que espero que al llegar a la casa me tengan una sorpresa, más les vale que así sea», continuó entre risas.
Las ventas se activaron luego de las 10:00 a.m.
Ya a las 10:00 a.m. los vendedores de comida chatarra salieron al ruedo, como en el caso de Rubén Darío Veliz, quien primero fue a buscar el obsequio de su madre, para iniciar el día con buen pie. «Dejó de llover temprano, así que antes del mediodía empezaron a llegar los clientes, es cuestión de tener paciencia», añadió, mientras seguía vendiendo sus combos de dos perros calientes por 1$.
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Por su parte, Haydée Castro, aun cuando la lluvia no había cesado, salió a la calle a comprar los regalos faltantes, ya que debía dirigirse hasta el estado Carabobo para reunirse con su familia. «Me tocó salir sí porque sí, aunque ya el regalo de mi mamá está listo, pero tengo que comprarle a mis hermanas, ya que ellas también me tienen obsequios a mi».
CHIQUINQUIRÁ RIVERO | elsiglo
YN
