Muchos de los emprendimientos que se están viendo en nuestro país, como Doli Donas, surgen motivados a las necesidades de sus creadores, la insuficiencia en los sueldos, o el cansancio de estar atado a una relación laboral sin futuro.
Este es el caso de Nailen Rodríguez, docente, y su esposo Darwin Hernández, a quienes los sueldos no les rendían y por ello decidieron incursionar en el campo de la dulcería, produciendo unas muy ricas bombas, donas y cupcakes, que sin duda han sido una sensación en los paladares.
Relató Rodríguez, que después de haber cobrado su mensualidad y la de su esposo, se dieron cuenta de que el dinero no alcanzaba para cubrir los gastos de una semana, por esta razón surgió la necesidad de comenzar a elaborar estos dulces para redondear la entrada.
Iniciativa
Con esta premisa nació hace 5 años en la urbanización Arsenal, el proyecto de Doli Donas, un emprendimiento donde toda la familia participa.
“Hemos tenido altibajos, nos enfrentamos a la época donde no había harina o no había azúcar y aun así hemos podido mantenernos durante todo este tiempo; comenzamos con poca experiencia y por ello realizamos cursos por las redes sociales; hasta que un día recibimos una bendición con una persona que conocimos y resultó ser maestra donera, quien al conocer nuestro emprendimiento y a nuestra familia, nos brindó su apoyo para que mejoráramos nuestro producto”, explicó Darwin.
“Ya habíamos hecho otros intentos con otros productos como pizza o arroz chino, sin embargo, no habíamos sido constantes en estos proyectos, ya que el aumento en los productos nos obligaba a variar el precio de venta constantemente y esto causaba un choque con los clientes”, destacó Rodríguez.
Añadió que no fue fácil alternar sus empleos formales con este proyecto, hay días donde llegan agotados de la jornada laboral y deben ponerse a amasar y preparar estas exquisiteces, porque tienen una clientela que crece y deben atenderla.
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Crecimiento de Doli Donas
El proyecto ha crecido y se ha consolidado gracias al apoyo familiar, “aquí todos tenemos un rol específico en la producción, esto nos ha permitido unirnos más como familia y por supuesto incrementar el número de dulces que hacemos, sentimos que esa unión familiar es el valor más importante que hemos desarrollado y no dudamos en reconocer que en familia y unidos todo es posible”, señalaron.
“Nos causa mucha emoción cuando las personas emiten comentarios positivos de nuestros productos, sobre su sabor, su textura y lo agradable que es para ellos disfrutarlo, también hemos incorporado muchos de los deseos de nuestros clientes, como la lluvia de colores o los tamaños”, expresó Rodríguez.
Después de un tiempo con altibajos, la familia de Doli Donas ha comenzado a pensar en el crecimiento; “nos gustaría optar por un crédito que nos permita adquirir maquinarias y poder aumentar la producción; pero también estamos pensando en optar por un local donde ofrecer una experiencia de sabores diferente a nuestros clientes, que se puedan sentar y disfrutar de un café y una dona”, apuntó Hernández.
Para estos emprendedores, concretar este proyecto no fue fácil, pero sí muy satisfactorio, por ello, le recomiendan a quienes quieren emprender que luchen por sus ideas, que trabajen con pasión y sobre todo que crean en lo que están haciendo, porque esa es la única forma de hacer realidad sus sueños.
MAURICIO BOLÍVAR |elsiglo