Luego de casi tres años de pandemia, el Ministerio de Salud de Ecuador confirmó la presencia de una nueva variante de Covid-19.
La nueva variante es conocida científicamente como Ómicron XBB.1.5. La misma se caracteriza por tener mayor capacidad de transmisión, lo que ocasiona más infecciones en las personas.
En el país suramericano hasta ahora se han registrado 10 personas contagiadas por esta nueva variante que también es conocida como Kraken.
No sólo es Ecuador
Esta nueva mutación del virus, que ya se encuentra en más de 30 países, fue hallada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales del año 2022 y hasta ahora es la más contagiosa de todas las cepas; sin embargo, no la más letal.
“No se muestra más grave a pesar de su alta transmisibilidad, tiene características similares a Ómicron«, dio a conocer el epidemiólogo ecuatoriano Marcelo Aguilar.
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Es importante mencionar que Kraken se ha convertido en la variante más predominante en Estados Unidos y Europa. Esta nueva cepa ha provocado un gran incremento en las hospitalizaciones, viéndose más afectadas las personas mayores de 70 años.
Lo último de Covid -19 en China
En las calles todavía quedan muchas de las más de 15.000 cabinas de obra que se levantaron en Shanghai para realizar pruebas PCR diarias a las 26 millones de personas que viven en la capital financiera de China. La orden de los que mandan era que todos los vecinos debían tener un puesto de testeo a menos de 15 minutos a pie de su casa. Así se hizo y hubo ciertos momentos, como en la racha dura de confinamientos o cuando el virus más apremiaba, que en muchos barrios había más cabinas en las vías que personas paseando.
El recuerdo de aquello ahora parece muy lejano. Las cabinas que permanecen en la calle, todas cerradas y con las paredes cada vez más mugrientas, evocan un pozo muy oscuro del que el gigante asiático va logrando salir mucho antes de lo que algunos pronosticaban. La política de cierres desapareció y los últimos vecinos que faltaban por infectarse ya lo han hecho. Por ello, sólo hace falta darse una vuelta por Shanghai, motor del crecimiento económico, para darse cuenta de que todo comienza a fluir como antes de la pandemia.
Las temperaturas suben, sale el sol y las terrazas de las cafeterías y restaurantes de los céntricos barrios más internacionales están a rebosar a diario. En Pudong, el distrito financiero, la locomotora del business está a pleno rendimiento. Lo mismo que la maquinaria tecnológica en el parque de Zhangjiang, una versión china de Silicon Valley, hogar de más de 3.500 empresas, 100.000 trabajadores y un centenar de instituciones de investigación y desarrollo. Y si uno quiere sumergirse en las callejuelas más tradicionales, los comerciantes aseguran que el movimiento que hay por los mercados se parece mucho al de 2019.
