Tras una tregua de un solo día una nueva marea de Agua Alta volvió en la mañana de este viernes a inundar un 70% de la ciudad de Venecia, causando nuevos daños, un gran fastidio casi desesperado a los comerciantes que vieron en el centro de la ciudad invadidos sus negocios y una difundida preocupación acerca del futuro. El nivel de las mareas subieron a 154 centímetros, ya en la zona roja de las alertas.
El alcalde Luigi Brugnaro ordenó el cierre de la enorme plaza de San Marco, convertida nuevamente en una gran piscina, “para salvaguardar la incolumidad de las personas”. Pero las mayores preocupaciones volvieron a concentrarse en la basílica catedral que contiene los restos del santo desde hace siglos.
Las sirenas sonaron durante toda la mañana y se anunció la suspensión del tránsito de los “vaporetti”, los colectivos del agua que llevan a miles de pasajeros, mientras las escuelas primarias y secundarias siguieron cerradas.
Hubo lluvia pero no el fuerte viento del siroco que agrava seriamente los problemas.
No se informó que las mareas hayan invadido como en la noche fatal del martes la cripta del subsuelo donde entre otras obras de arte bizantino se encuentran las columnas construidas desde el año 1063 para sostener la basílica.
Venecia es una ciudad de una actividad frenética, muy viva también por la presencia de miles de turistas todo el año. En estos días la ciudad está realmente de capa caída: poca gente en las calles, mucha tristeza y pesimismo.
