Aprendí a minimizar las críticas

«Desde muy pequeña el mundo del arte y el espectáculo llamaba mi atención; mis padres no estuvieron de acuerdo, hasta que cumplí los 15 años, porque tuve el valor de hacerles saber que quería experimentar en ese universo. Con miedo accedieron, pero con la condición que buscara la información necesaria, aunque confieso, que en mi pensamiento no estaban los concursos de belleza, sino sólo aprender las técnicas para manipular mejor los tacones.

Aprendí a minimizar las críticas. FOTO: CORTESÍA

En mi primera clase lo hice muy bien, y no puedo mentir, se me subió el ego. De inmediato se me acercó la señora Perla Ávila, directora de la Academia People’s y me planteó participar en un concurso.

Así fue como entré al «Queen Global Venezuela», aprendiendo muchas cosas de ese certamen. Me hizo crecer mentalmente. Entrar a ese mundo, es someterse a críticas constantes que pueden llegar a destruirte y causar inseguridad. Las redes sociales tampoco son la salvación, la ventaja, es que a través de ellas, podemos tener un mayor alcance y llegar a que visualicen tu contenido.

Pero así como llegan seguidores con buenas intenciones, también aparecen otros con posiciones negativas. Recibí comentarios o mensajes fuertes, en el que criticaron mi cuerpo, el vestuario, la forma de caminar y hablar, pero aprendí a lidiar con eso a través de clases de oratoria y otras dinámicas de relaciones sociales.

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Más detalles sobre las críticas en las RRSS

Con el apoyo de profesores y orientadores, aprendí a minimizar las críticas de las redes sociales, porque me enseñaron a través de la lectura y el autocontrol que no todo se basa en las RRSS; me hicieron dar cuenta, que los estereotipos son creados por uno mismo a través de las cosas que observamos en las diferentes plataformas digitales. Empecé a creer en mí y entender que siempre la competencia siempre es uno mismo.

Es importante señalar, que enfocarme en mi y no en las críticas, y mi desconexión total de las redes, aprendí a disminuir las presiones, y lo logré a través del pensamiento, en esto me apoyé en el app Simple Habit, logrando entender la importancia de la meditación.

Las pequeñas cápsulas guiadas que tomé de dicha aplicación, me permitieron tomar un enfoque mejor de lo que representa el mundo de los concursos de belleza desde la mirada de las RRSS. Paso a paso, ese apego a las redes sociales se minimizó, las críticas dejaron de afectarme y me sumé a una bella labor social «Generación de Oro». A la inseguridad, que por mucho tiempo le saqué provecho, para crear una mejor versión de mí; es así como culminé con un título nacional y otro internacional (donde tuve la dicha de representar a Venezuela)».

HÉCTOR BRICEÑO| elsiglo

MG