La tensión en el cuerpo de Carlos Mendoza se liberó como si de la producción de una película cuadro a cuadro se tratase. Un sencillo para acabar un no-hitter en contra en la octava entrada, un jonrón para empatar en la novena, y otro imparable, esta vez de oro, para sellar su primer triunfo como mánager de los Mets de Nueva York.
Seis juegos le tomó, pero en la victoria 2-1 en el segundo de una doble tanda contra los Tigres de Detroit el jueves, en el Citi Field, Mendoza por fin pudo despojarse del peso de una mochila que no esperó cargar tanto tiempo.
Harrison Bader dio el primer paso para ofrecerle serenidad al venezolano, al quebrar el no-hit-no-run con un podrido al jardín izquierdo. Y cuando la sexta derrota en igual cantidad de compromisos parecía inevitable, Pete Alonso alzó la voz, al disparar el vuelacerca solitario también hacia la izquierda, que sirvió como preámbulo a un boleto negociado por Brett Baty, seguido de un toque de bola de Starling Marte, construyendo la escena para Tyrone Taylor, quien, con una línea tendida, de nuevo hacia el bosque izquierdo, dejó en el terreno a los bengalíes.
“Fue especial. Sé lo mucho que los muchachos se esforzaron, así que tiene un gran significado haber podido regresar en este juego”, dijo Mendoza en la rueda de prensa posterior al compromiso. “Obviamente, no fue la estadía en casa que esperábamos, pero queda mucho béisbol aquí. Tenemos que ir partido a partido. Lo pondremos en marcha muy pronto”.
El piloto y los metropolitanos, que disputaron sus dos primeras series como home club, esquivaron la bala de arrancar una contienda 0-6 por primera vez desde 1963, el segundo año como franquicia de los de Queens. En buena medida, el mal inicio se ha debido por el magro rendimiento colectivo de la ofensiva, que se ubica en el foso en los departamentos de promedio de bateo (.173) y OPS (.538) en las Grandes Ligas al amanecer del viernes.
“Fue un alivio después de tanta espera”, comentó Mendoza, de 44 años de edad. “Estamos en un slump colectivo, pero vamos a salir de esto. Ojalá hubiera sido antes”.
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El cuadrangular de Alonso, frente a Alex Faedo, le devolvió la vida a una artillería que se combinó para tan solo 2,2 carreras por juego tras sus primeros seis careos.
“Estamos muy entusiasmados por Mendy. Pasó mucho tiempo en el béisbol profesional”, mencionó el slugger sobre Mendoza. “Conseguir su primera victoria es enorme. Estamos muy felices por él y por ser parte de algo como esto para su vida”.
YG
