Recordando a la tía Lilian, maestra del flamenco con sabor venezolano

Recordando a la tía Lilian, maestra del flamenco con sabor venezolano. Una gran mujer, sensible, apasionada, divertida, pionera del flamenco en la ciudad de Valencia y con un legado importantísimo que deja en cada bailaora Lizarraga que baila en Venezuela y en el mundo entero.

Recordando a la tía Lilian, maestra del flamenco con sabor venezolano
Recordando a la tía Lilian, maestra del flamenco con sabor venezolano

Se trata de la Tía Lilian, un nombre sencillo, pero que a su vez resume todo el sentimiento flamenco y la esencia de un tablao, quien recientemente partió del plano físico, para adentrarse en lo celestial, acompañada de un coro de ángeles bailando flamenco, con las palmas acompañando el frenesí de este baile tradicional españo, que se convirtió en una expresión cultural muy arraigada en Venezuela, especialmente gracias a las academias y proyectos de las hermanas Lizarraga.

En una entrevista de hace varios años, la tía Lilian recordaba con mucho cariño que ese amor por el baile le fue inculcado en su casa, sobre todo por su padre, quien era barquisimetano de origen, pero su corazón pertenecía a Andalucía-España, y que aparte de dedicarse a su carrera, la ingeniería civil, era un apasionado de los toros y dicho baile.

“Esa euforia por el flamenco nos la inculcó a mis dos hermanas y a mí. Todas aprendimos a bailar en Venezuela. Crecimos bajo el ambiente español, todo lo que había en mi casa era de España; los faroles, las alfombras, las vajillas ¡todo! Quizá por eso su hermana mayor vivió en España por más de 18 años, y la otra es actriz profesional, especializada en teatro del siglo de oro español, lo cual le ha generado muchos premios nacionales e internacionales, por lo que la esencia española nos viene de herencia”, puntualiza la tía Lilian.

Enseñanza de baile

Magdalena Lizarraga, la mayor de las hermanas, explica cómo su madre les enseñaba todos los días el baile mientras su abuelo disfrutaba muchísimo contemplándolas, hasta que un buen día “las mamás de mis amigas le sugirieron que les enseñara a bailar, y como no había casi flamenco en la ciudad y a ella le encantaban los niños accedió”. 

“Uno de los objetivos principales de la escuela es crear artistas, no solamente enseñarles el baile, sino que vivan la experiencia de montarse en un escenario año tras año, que perfeccionen su arte y lo disfruten, que lo compartan con sus profesoras, padres y amigos, y la forma de hacerlo es presentando espectáculos.”, recalca Magdalena Lizarraga, directora de la academia en Prebo. 

“La tercera generación de Las Lizarraga nace con nuestras hijas y con las hijas de nuestras alumnas que están bailando y aprendiendo, y creemos que en el futuro muy cercano van a poder ser bailadoras profesionales. En lo particular veo a mis sobrinas y me doy cuenta de cómo podemos dar el ejemplo, enseñando, bailando, trabajando, dar el ejemplo en el arte, dar una transmisión en lo que se logra y ama”, agrega Carolina Lizarraga.

Tres sedes

Hasta la fecha la academia Las Lizarraga cuenta con tres sedes en la ciudad de Valencia y una en la ciudad de Miami-EE UU, además de los proyectos que se desarrollan en varias partes del mundo, bajo la inspiración de la Tía Lilian, de su legado sobre los tablaos flamencos y el perfeccionismo y la espiritualidad que siempre impuso en su destacado ejercicio profesional, especialmente formando las nuevas generaciones de bailadoras.

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Cabe destacar que para la Tía Lilian y las hermanas Lizarraga siempre fue un reto el trato y la manera de llevar un negocio familiar, pero que también se convirtiera en un servicio para el público. Una vez que las alumnas fueron creciendo y pudieron realizar espectáculos y abriendo nuevas sedes tuvieron que organizarse para darle a cada alumna el mismo servicio. “No sentimos nunca que estamos completos. Todos los años sentimos que podemos mejorar más, tratamos de estar muy cerca de las alumnas, escuchar que les gustó y qué no, ver cómo el público reacciona, ver cómo de alguna manera las mismas profesoras sienten a sus alumnas, porque cada grupo se convierte en un mundo nuevo, es una atención muy especializada y para eso tienes que tener amor en lo que haces”, enfatiza Carolina Lizarraga.

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