Sergio Ramos: el duro final de una leyenda

Para siempre quedará el nombre de Sergio Ramos como mejor defensa de la historia de la selección española. A la altura de Fernando Hierro y Carles Puyol, de los que heredó brazalete y liderazgo. Pieza clave, primero de lateral derecho y posteriormente de central, en la generación que llevó a lo más alto a la Roja con la conquista de un Mundial y dos Eurocopas consecutivas. El duro final de una leyenda, una historia que no manchará un final abrupto. Iniciado con un enfrentamiento con Luis Enrique. Sentenciado con una decisión final de Luis de la Fuente.

Para siempre quedará el nombre de Sergio Ramos como mejor defensa de la historia de la selección española. A la altura de Fernando Hierro y Carles Puyol, de los que heredó brazalete y liderazgo. Pieza clave, primero de lateral derecho y posteriormente de central, en la generación que llevó a lo más alto a la Roja con la conquista de un Mundial y dos Eurocopas consecutivas. El duro final de una leyenda, una historia que no manchará un final abrupto. Iniciado con un enfrentamiento con Luis Enrique. Sentenciado con una decisión final de Luis de la Fuente.
FOTO CORTESÍA

El defensa con alma de goleador. El jugador para el que la selección española significaba “orgullo, ilusión, coraje, esfuerzo y dedicación” cada vez que se enfundaba su camiseta. Hasta en 180 ocasiones durante 16 años para convertirse en leyenda. El zaguero con más tantos, hasta 23, un referente siempre en máxima entrega.

“El que más me marcó fue Luis Aragonés, yo era muy joven, había rodado muy poco, tenía poco experiencia y sus consejos valían por mil. Era el padre que necesitábamos”, aseguró durante su carrera Ramos cuando ya tenía la perspectiva de haber compartido vivencias con Vicente del Bosque, Julen Lopetegui, Fernando Hierro, Robert Moreno y, finalmente, Luis Enrique.

El liderazgo de Sergio Ramos

Siempre con personalidad para hacerse respetar desde muy joven, el liderazgo de Ramos en el vestuario fue creciendo para ejercer una capitanía a la antigua usanza. En el polo opuesto de la que puso en práctica su sucesor e íntimo amigo, Sergio Busquets. Ramos siempre fue de cara, de la misma manera para tratar temas con un entrenador que con el presidente de la federación, asumiendo la responsabilidad de hablar en nombre del grupo por y para su bien.

Lo que en un inicio conectó bien con un perfil similar pero con mando de seleccionador, Luis Enrique, en una primera etapa del técnico asturiano en la que dedicaba piropos continuos a su capitán, acabó provocando un final inesperado de Sergio Ramos en la selección española.

La relación se rompió en una concentración, con la palabra de Ramos sobre su estado que creyó Luis Enrique, le dio la titularidad ante Grecia y tuvo que sustituirlo en el descanso por el bajo nivel de un jugador condicionado por una molestia muscular. Solo los dos protagonistas saben lo que hablaron tras aquel empate en el estadio Los Cármenes de Granada.

Nadie imaginaba

El capitán fue baja al siguiente compromiso y ante Kosovo, en el que nadie imaginaba se fuese a convertir en su última internacionalidad, entró al campo en el minuto 86. Lejos de un reconocimiento para sumar un partido más de Luis Enrique, como se interpretó, fue un castigo en la escenificación del fin de una relación que se acababa de romper.

Ya no volvió a contar más Luis Enrique con Ramos. Descarte en la Eurocopa 2020, disputada por la pandemia en 2021, por las lesiones que le impidieron tener continuidad. Y sin hueco en la convocatoria del Mundial 2022 en la que el seleccionador optó por otro perfil de futbolistas jóvenes y acabó ubicando a un centrocampista como Rodri de central durante todo el torneo.

Relevo generacional

Solamente en una ocasión Luis Enrique llamó por teléfono a Ramos para comunicarle su decisión. En el primer descarte para un gran torneo cuando entendió que la dimensión del futbolista merecía una explicación. Fue lo que hizo Luis de la Fuente a ocho días de dar su primera lista en el cargo. Tras pensarlo mucho, estudiar partidos, ver el rendimiento y acabar decidiendo por extender el relevo generacional que se ha realizado en la selección española.

Con más confianza en jugadores que ha visto crecer en las categorías inferiores de la selección y con los que conquistó éxitos que en un jugador de 36 años que ha recuperado nivel en el PSG y que lo ha sido todo con la Roja. Se lo comunicó en una llamada en la que no hubo reproches. Fue el punto final que nunca deseó Ramos. Su sueño era despedirse como entiende que merece. En el terreno de juego, con la Roja y el dorsal 15 a la espalda con el que ha marcado para la eternidad una época inolvidable del fútbol español.

EFE