“Pasamos de fe de iglesia a fe doméstica”

PADRE JUAN CARLOS ARANGO

La pandemia de Covid-19 ha impactado en la religión de varias maneras, incluida la cancelación de las celebraciones de diversas religiones, el cierre de las escuelas dominicales, así como la suspensión de peregrinaciones en torno a celebraciones y festivales.


Muchas iglesias, sinagogas, mezquitas y templos están ofreciendo culto a través de transmisiones en vivo durante de la pandemia.


Esta situación ha preocupado a la feligresía, que ven como ha cambiado la forma como manifestamos nuestra fe con el paso del tiempo y se acentúan las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus.


Al conversar con el padre Juan Carlos Arango, párroco de la Iglesia San Pablo Apóstol del barrio 23 de Enero, nos comentó que manejar la fe y las creencias religiosas ha sido una situación cuesta arriba.


“La mayoría de las personas creían que solo asistiendo a la iglesia podrían fortalecer sus creencias, que solo allí sentado frente a su imagen él los escucharías, sin embargo esta pandemia nos ha demostrado que no es así y que lo que anteriormente llamábamos ‘fe de iglesia’, hoy podemos decir que se ha convertido en ‘fe domestica’, es decir desde sus hogares”.

LA MODALIDAD CAMBIÓ


Gracias a los ajustes hechos por el episcopado hoy en día podemos comunicarnos con nuestra feligresía a través de las redes sociales, programas de radio y televisión, reforzando de esta manera la fe.


La pandemia golpeó durante la cuaresma cristiana, un periodo espiritual de preparación para la Pascua, de carácter penitencial, en el que se llevan a cabo prácticas como el ayuno, la limosna o la oración.


“Quizás la fe cambia para aquellas personas que tenían la costumbre de ir a la iglesia todos los domingos y comenzaban a fortalecer sus creencias, pero también está el otro lado de la moneda aquellos feligreses que sin importar el lugar donde estén, su fe sigue siendo la misma; sobre todo en estos tiempos donde la oración juega un papel fundamental y nada mejor que hacerla de manera colectiva”.

FE DOMÉSTICA


La comunión espiritual es una oración con la que el fiel católico expresa el deseo de recibir a Jesucristo en la Eucaristía sin efectuar materialmente la comunión sacramental, es decir, sin recibir la hostia consagrada. Se utiliza sobre todo como una preparación para la Santa Misa o en los casos en los que es imposible acudir a ella.


Esta práctica está bien establecida en la Iglesia Católica y muy recomendada por muchos santos, de acuerdo con San Juan Pablo II, quien explicó que la práctica de este deseo constante de Jesús en la Eucaristía tiene su raíz en la perfección última de la comunión eucarística, que es el fin último de todo deseo humano.


“No necesitamos ir a la iglesia para recibir el Cuerpo de Cristo, él está presente en cada una de las buenas acciones que hacemos por nosotros, por nuestras familias y las personas que tenemos a nuestro lado”, terminó diciendo el Padre Arango.

IRIOS MÉNDEZ | el siglo
foto | JOEL ZAPATA