En la comunidad de Brisas del Lago, municipio Girardot, los vecinos denunciaron fallas en los servicios públicos, ya que no pueden tener calidad de vida las familias que habitan allí, pese a la crisis económica, política y social por la que atraviesa el país.
Las quejas por falta de gas doméstico específicamente, se han incrementado, ahora no sólo las colas y el tener que cocinar “a leña” causa molestias en los ciudadanos que hacen vida en dicha barriada, sino también el poco tiempo que dura un cilindro lleno.
Al respecto, María Ovispo señaló, “la bombona de 43 kilogramos me duró un mes, ¿¡cómo es posible!? Anteriormente me duraba tres meses y hasta un poco más”.
La señora Ovispo también comentó que meses atrás era “mamá productora”, y que semanalmente hacía un poco más de cuatrocientas arepas desde su propia cocina, para apoyar la alimentación de los niños de su comunidad. Mientras desempeñaba dicha labor, su gas doméstico rendía tanto que además alcanzaba para preparar la comida de ella y la de sus familiares.
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“Yo saco mi cuenta. Me parece que esas bombonas las están llenando por la mitad o hasta menos para poder rendirla. Es una injusticia, esto no es vida”, agregó Ovispo.
Según la denunciante, son varias las irregularidades que existen desde hace tres años en la Planta Coropo Maracay II específicamente, y que aquejan a los vecinos de la barriada que deben adquirir el servicio allí. “Todos los días hay colas y nos atienden según el número de cédula. Si por ejemplo hoy me tocara ir, el gas me lo conseguirían para dentro de tres meses más o menos. No entiendo porqué hay que esperar tanto tiempo”, indicó.
No sólo la falta de gas representa una molestia para los habitantes de dicha comunidad, también la deficiencia en el servicio del agua y electricidad. Además denunció que viven entre administraciones de carga arbitrarias, que duran entre tres o cuatro horas diariamente, y la falta de agua que se extiende entre tres o más días.
Por tal motivo, hizo un llamado a las autoridades competentes solicitando la solución de los problemas comunitarios que no les permite tener una mejor calidad de vida.
SAMIRA HERRERA | elsiglo
