Nueva moda en la redes: App para convertirse en «emoji»

Con más de 100 millones de descargas, la aplicación “Bitmoji”, que permite crear un avatar personalizado de uno mismo, se volvió una nueva forma de comunicación por mensajería.

¿Qué se destaca de está aplicación?

Desde que Snapchat adquirió Bitmoji en 2016 por 100 millones de dólares, la “app” cuenta con más de 100 millones de descargas y es especialmente popular entre los jóvenes, según un comunicado de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

“La posibilidad de ‘materializarse’ en la red o de encarnarse de alguna forma en el mundo digital, satisface a mucha gente”, afirma sobre los ‘bitmojis’ el sociólogo Francesc Núñez, profesor de Estudios de Humanidades de la UOC.

Ahora, los “bitmojis” dan el salto a los videojuegos, y Gemma San Cornelio, profesora de Ciencias de la Información y Comunicación en la UOC cree que “pueden contribuir a que los usuarios conecten de una forma más emocional con determinados tipos de juegos”.

Los «»emojis»» son ya un lenguaje universal pues, según la Emojipedia, los utilizan el 95 % de internautas, y Brandwatch, compañía de monitoreo de redes sociales, apuesta porque será la primera forma de comunicación que supere la barrera idiomática, sustituyendo a las palabras.

Pero, ¿y si se pudiera ir más allá, por ejemplo, personalizando los «emojis» para que se parezcan a nosotros mismos? Pues, de hecho, se puede. Los avatares personalizables son una realidad y la aplicación “Bitmoji” permite que ese “yo” digital adquiera las expresiones de los «emojis» más populares.

Del cómic a Snapchat

Para hablar del nacimiento de “Bitmoji” hay que remontarse un poco más atrás en el tiempo, al año 2008 en Canadá, cuando el artista del cómic, Jacob Blackstock, junto a su compañero de instituto, el periodista Jesse Brown presentaron por primera vez “Bitstrips”.

La idea original era que los usuarios pudieran crear su propia historieta tipo cómic sin necesidad de tener habilidades artísticas para ello. Una propuesta que, en 2009, adquirió un cariz educativo en las escuelas de Ontario (Canadá), pero que los jóvenes utilizaban más allá de las clases.

Así, en 2012 “Bitstrips” pasó a formar parte de Facebook, con una gran acogida y, en 2013, lanzaron su propia “app”, con igualmente una buena recepción y numerosísimas descargas.

Un año después, por fin, llegó “Bitmoji”, la aplicación que permite a los usuarios tener “stickers” y “»emojis» protagonizados por su propio avatar al estilo cómic de los de “Bitstrips”, personalizable.

“Yo recuerdo haber usado ‘BitStrips’ en Facebook. E incluso nos ofrecía la posibilidad de crear viñetas con los avatares de gente que estuviera en nuestra lista de amigos”, explica a Efe Sonia, una joven aficionada al uso de “Bitmojis”, que añade que “ya entonces sorprendía la personalización, pero ahora ha ido mucho más lejos”.

En 2016, Snapchat, la aplicación de mensajería para teléfonos inteligentes con soporte multimedia de vídeo, fotos y filtros de realidad aumentada, adquirió “Bitmoji”, que ahora está integrada en esa red, por 100 millones de dólares. Y “Bitmoji” se convirtió en una de las “app” más descargadas de la Apple Store en 2017.

Nuestro «yo» en la red

Ahora, cuenta con 100 millones de descargas según datos oficiales, facilitados por la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) y, una vez más, las generaciones digitales son clave: según UOC, es especialmente popular entre los menores de 34 años.

¿La clave de dicho éxito? El sociólogo Francesc Núñez, profesor de Estudios de Humanidades de la UOC afirma que “la posibilidad de ‘materializarse’ en la red o de encarnarse de alguna forma en el mundo digital, satisface a mucha gente”.

Y es que con “Bitmoji”, según Gemma San Cornelio, profesora de Ciencias de la Información y la Comunicación en la UOC, “el usuario puede acercarse a una imagen gráfica de sí mismo”.

Núñez, por su parte, explica que “son avatares generados con una tecnología que reproduce nuestra imagen y que hace que nos reconozcamos de manera suficiente en ellos, pero en una versión digital de uno mismo”.

Para Sonia “es como tener una imagen de mi misma que, incluso, puedo ir cambiando cada día según mi «look» o mi estado de ánimo… Es mi ‘yo’ en las redes sociales sin necesidad de recurrir a una foto”.