Avenida principal de La Punta intransitable

En otrora, considerar comprar, vender o construir una casa hacia el sur de Maracay era sinónimo de prosperidad y avance, tanto para las familias que comenzaban a establecerse por allí, como para el estado en general, pues significaba crecimiento urbanístico.

Avenida principal de la Esmeralda

Hoy en día, una gran cantidad de personas han dejado las casas abandonadas, otras han sido invadidas, y en muy pocas residen los propietarios originales.

Las calles, en su gran mayoría están solas y el servicio de transporte hace mucho que dejó de circular por esos lugares.Esa situación tan precaria viene acompañada de un grave problema de inundaciones que afecta a unas viviendas más que a otras.

Calles de La Punta colapsadas con el agua por las lluvias

El acceso a la avenida principal de La Esmeralda, por ejemplo se encuentra limitado, debido a que cada vez que llueve la calle se inunda y al no tener salida el agua se concentra y los residentes deben esperar a que el agua baje. Pero la situación más crítica la padecen quienes viven en la avenida principal de La Punta o cerca de ella.

El agua que viene del río Madre Vieja se concentra en ese lugar y llega a abarcar entre cuatro y cinco cuadras aproximadamente, siempre y cuando no llueva con tanta fuerza.
Lesbia Tovar es propietaria de una casa cuyas agua del río forman parte de su porche.

Contó que hace un tiempo, entre varios vecinos se organizaron para limpiar la vegetación, que por tener tanta humedad, crece de manera alarmante.

Lesbia Tovar

“Entre los vecinos recogimos firmas y enviamos cartas pero nos rebotaron”, expresó.

Ahora sienten que la maleza se reproduce el doble de rápido y la situación es mucho peor de como estaba antes, porque la bora, una planta acuática originaria de aguas dulces obstruye el drenaje y colapsan las calles más rápido

Para poder salir de su casa, Tovar necesita unas botas impermeables, porque de otra manera se quedaría sin zapatos.

En una oportunidad, contó que el agua estaba a la altura de las botas.
Comentó que cuando encienden la bomba, el agua se reduce una media cuadra, pero no más de eso.

Sin embargo, desde hace cuatro a cinco meses, el acceso a la calle que tiene en el lado derecho de su casa, quedó inhabilitado por el exceso de agua líquido que no termina de mermar.

Con más de 35 años viviendo en esa zona, observa con tristeza las condiciones en las que se encuentra en la actualidad. Y destacó que lo más difícil que le ha tocado vivir ha sido a partir de los últimos veinte años.

Por ahora se resignan a que cada dos o tres días, funcionarios del gobierno enciendan una bomba que succiona el agua y la envía hacia el Lago de Valencia, lo que se convierte eso en una solución a corto plazo, por las condiciones en las que se encuentra la laguna.

DANIELA JIMÉNEZ | (pasante) | elsiglo
fotos | RAFAEL SALGUERO