Las quejas de los visitantes, nativos y comerciantes se multiplicaron ante la presencia de los reporteros del matutino de los valles de Aragua, durante un recorrido realizado este Viernes Santos por los establecimientos y puestos ambulantes en los principales balnearios del municipio Costa de Oro, como son El Playón y Cata.
De acuerdo a las denuncias, el servicio eléctrico se interrumpió el martes en la noche y los ciudadanos en general pasaron los días miércoles y jueves en penumbras. Colocaron la luz en la madrugada del viernes y duró muy pocas horas.
Los peores días para la actividad comercial y nocturna fueron esos días Santos, ya que los puntos de venta dejaron de funcionar y la telefonía claudicó por cuestiones que desconocen los habitantes del municipio costeño, situación que se tornó desesperante.
Prácticamente el pueblo estuvo incomunicado
Al no funcionar los puntos de venta y no haber «efectivo abundante» en la calle, los comerciantes dejaron de vender sus productos y eso ocasionó en dos días pérdidas millonarias.
Mientras se registraba el apagón, los comerciantes del municipio Costa de Oro tuvieron pérdidas en alimentos como pollo, pescado, carne en sus distintas presentaciones y otros productos perecederos.
También expresaron que algunos equipos como refrigeradores se dañaron ante los apagones de Corpoelec, y ahora quién asume los costos de la reparación de los aparatos o la sustitución de los mismos.
El Gobierno nacional dice que los repondrá a través del Carnet de la Patria, pero eso está como en veremos. «Los vivos» son los que se aprovecharán del anuncio oficial, expresaron los lugareños.
Hablan los afectados
Yoendri Lara, vendedora de empanadas en Cata, dijo que dejó de percibir ganancias o reponer lo invertido producto del apagón de más de 50 horas aproximadamente.
Los días miércoles y jueves Santos fueron los peores en la actividad comercial en muchos años atrás. La gente no tiene dinero en efectivo y recurre a los puntos de venta para comprar lo necesario durante los días de asueto, pero éstos dejaron de funcionar esos dos días.
«Los días miércoles y jueves estuvieron prácticamente muertos«, vino muy poca gente a la playa y el viernes Santos logramos «ver un poquito de luz». Ese día hubo movimiento de mucha gente», dijo.
Comentó que «yo vendo mis empanadas en 5 mil en efectivo y 6 mil a través de la modalidad del punto de venta. Por ahí las venden hasta en 8 mil bolívares. Los ingredientes están sumamente caros. Los turistas recurren al trueque de harina, aceite, arroz, pasta y otros productos, pero esa modalidad de pago no es rentable para el comerciante. Uno necesita el dinero para comprar la mercancía y seguir trabajando», expresó la señora Lara.
Franklin Arias, artesano, durante su corta entrevista concedida al diario elsiglo, manifestó lo siguiente: «Hermano, le soy claro, la vaina en este país está pelúa y nosotros los ciudadanos, somos los que sufrimos la crisis, el Gobierno debe buscar una solución lo más pronto posible a favor de la población entera. Queremos hechos y no palabras«.
«Yo vivo de la artesanía», dijo cabizbajo. En años anteriores, durante el asueto de Semana Santa, la actividad comercial era buena. Yo vendía bastantes mis obrasy artículos artesanales y hoy, Viernes Santos, no he vendido ni una pieza», comentó. ¡Saca usted la cuenta! Exclamó el comerciante, quien está alojado en un espacio en el Malecón de El Playón. «No soy crítico del Gobierno, pero es necesario hacerle un llamado de urgencia a los señores que ostentan el poder«.
Recalcó lo siguiente. «No sabemos si la merma comercial se debe a los apagones o qué… Debe haber una solución a la crisis»
Douglas Alberto Araujo, vendedor de dulces de coco, manifestó que las ventas de dulce cayeron en 60 por ciento en comparación con años anteriores. «Estuve desde tempranas horas recorriendo la playa de El Playón y solo vendí tres unidades a 1.500 cada uno».
Iris Molina, visitante de Ocumare, expresó lo siguiente: «Estamos viviendo una época de locos por el dinero«. Adicionó además que cómo es posible que un servicio de sillas de playa se la alquila en 15 mil bolívares en efectivo y 25 mil bolívares a través de los puntos de venta. «Esos precios locos ahuyentan el turismo y uno tendrá que ingeniárselas para venir a la playa», dijo finalmente.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
fotos | JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ