El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, ordenó hacer preparativos para su segunda cumbre con el presidente estadounidense Donald Trump, afirmando que está «esperando con paciencia y buena voluntad» poder trabajar para resolver los problemas comunes, informó el jueves la prensa oficial norcoreana.
Pese al gesto conciliatorio, perduran fuertes diferencias entre los dos países. Una de las divergencias cruciales, dicen los expertos, es qué medidas específicas debe tomar Corea del Norte para avanzar hacia la desnuclearización y qué alicientes deberá ofrecer Trump para recompensar esas medidas, señaló AP.
Kim recibió una carta de Trump, enviada por medio de un delegado norcoreano que se reunió con el mandatario estadounidense en Washington la semana pasada, informó la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte. Tras su reunión con el delegado Kim Yong Chol, Trump dijo que la cumbre se realizaría probablemente a fines de febrero, pero no especificó el lugar ni la fecha.
Según el despacho de la agencia norcoreana, Kim se expresó satisfecho con la reunión que su emisario tuvo con Trump y agradeció al mandatario norteamericano «por expresar su inusual empeño y voluntad para resolver la cuestión con su gran interés en una segunda cumbre».
«Estaremos esperando con paciencia y buena voluntad y, junto con Estados Unidos, avanzaremos paso a paso hacia la meta buscada por los dos países», dijo Kim según la versión.
El gobernante norcoreano «dio orientación y estableció metas para buenos preparativos técnicos» para la segunda cumbre, agregó.
Las negociaciones han estado estancadas desde que la primera cumbre celebrada en Singapur en junio pasado, que concluyó con una vaga promesa de Kim de avanzar hacia la desnuclearización, algo que ya había prometido cuando exigió la retirada de los 28.500 militares estadounidenses en Corea del Sur.
El acuerdo firmado en ese entonces estipula además que Estados Unidos y Corea del Norte se comprometen a trabajar juntos para lograr una paz estable y duradera en la Península Coreana.
Lo que más podría prometer Kim en una segunda cumbre sería abandonar su programa de misiles de largo alcance, capaces de alcanzar al territorio continental estadounidense.
Tal concesión, de concretarse, suscitaría enfurecidas reacciones de sectores japoneses y surcoreanos que están en el radio de alcance de los misiles de corto y mediano alcance.
A cambio de ello, Kim intentará que sean levantadas las sanciones impuestas por la ONU. Quiere además mejores relaciones con Estados Unidos a fin de estimular su deprimida economía y allanar el camino para perpetuar el poder en manos de su familia.
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