Un gran gol de Casemiro y otro de Modric premiaron este sábado la mejoría del Real Madrid, que venció por 2-0, a base de empuje y buen fútbol, a un Sevilla que extendió su mala racha en el Santiago Bernabéu, un estadio en el que lleva doce derrotas seguidas.
Cuando parecía que la falta de gol congelaría la mejoría del Real Madrid en una tarde gélida, con 3 grados y lluvia, apareció Casemiro a doce minutos del final para cambiar de golpe el panorama.
Los de Solari, con una visible mejoría física, tiraron de compromiso y casta para recuperar valores perdidos.
Necesitaban un triunfo que les hiciera recuperar la autoestima perdida y la pugna por la tercera plaza, con la obligación de no perder el tren de la Liga.
Condicionado por las bajas, el Real Madrid se quiso imponer a todo en el arranque y, por momentos, alejó al Sevilla de sus características.
Fueron quince minutos en los que hizo todo bien menos la definición, mostrando falta de pegada y con Benzema, en una exhibición de compromiso jugando con un dedo roto, sin encontrar el espacio para desequilibrar entre la red de tres centrales de Machín.
El Sevilla achicaba, nervioso con el balón, pero sin sufrir en exceso. Los centros que culminaban los ataques madridistas no encontraban rematador. Vinicius era el que inventaba algo diferente, pero Vaclík respondía con firmeza a los 6 minutos tras un disparo del brasileño. Le falta mejorar la definición.
El Sevilla creció en el partido en cuanto tuvo más posesión y Banega se alejó de la inseguridad, conectando en la zona de máquinas con el ‘mudo’ Vázquez. El momento de Jesús Navas provocó la elección de Solari por Reguilón antes que Marcelo. El momento de forma del brasileño le señala en duelos de altura.
Por su banda comenzaron a llegar centros repletos de peligro que hicieron recular al Real Madrid y se produjo una acción que marcó el duelo.
Ben Yedder condujo el balón con velocidad y dejó solo a Escudero, que, escorado, perdonó el mano a mano ante Courtois. Su disparo acabó en el lateral de la red. La jugada dejó tocado al portero belga, que chocó con Carvajal, recién recuperado de un problema muscular. En el banquillo, sin Keylor Navas lesionado, estaba Luca Zidane.
El Real Madrid pasó al plan B y apostó por el contragolpe. Ceballos perdonó por buscar el pase antes que chutar. Nadie lo intentaba y los avances madridistas morían en las carreras de Vinicius, que, ante su falta de puntería, encontró a Benzema en una jugada, pero el disparo del francés lo sacó abajo Vaclík para cerrar el primer acto.
Se repitió el guión en la reanudación. Salida en tromba del Real Madrid. Vinicius,activo pero sin encontrar portería, y Casemiro y Modric lo intentaron desde la frontal del área. Fueron momentos para decidir el duelo, de dominio total del Real Madrid, en los que añora un matador.
El asedio encontró a Carvajal desequilibrando en cada subida. El Sevilla necesitaba pedir un tiempo muerto. Vinicius encontró un carril para correr y chutar. Definió de puntera desde la desconfianza. Con más calidad, disparó Ceballos y el larguero repelió el balón, que buscaba una escuadra.
Fueron momentos de clara mejoría de imagen del Real Madrid, los mejores desde la llegada de Solari, pero sin gol. El Sevilla se convirtió en vulnerable y Machín buscó soluciones en el banquillo sin éxito. Promes para ganar velocidad y Munir para tener más presencia ofensiva, pero su equipo no existió en la segunda parte.
Solari miró a su banquillo y sólo le quedaba encomendarse a Isco. La distancia entre ambos se acortó por segundos, con un gesto del técnico al jugador pidiéndole tensión y palmada en la espalda.
Le necesita y espera su reacción. Tuvo trece minutos para resucitar su magia. Y de golpe llegó el premio a la fe del Real Madrid. Casemiro firmó un derechazo desde 30 metros y puso el 1-0 en el marcador.
En plena euforia local, llegó el tanto que premió el gran partido de Modric. Carriço cometió un grave error en la salida del balón, el croata se lo robó y no perdonó, y amplió el marcador en un triunfo muy necesitado por el Real Madrid y que aumenta las dudas del Sevilla.
Cortesía: Meridiano