Este domingo a las 3:00 de la tarde se registró el deceso de un niño de siete años de edad en el área de Pediatría del Hospital Central de Maracay a consecuencia de la ingesta de un producto de limpieza.
El menor que cursaba tercer grado en la escuela Santos Michelena, ubicada en la comunidad de San José en la ciudad de Maracay, respondía al nombre de Dereck Javier Méndez Rico.
Se informó que los hechos ocurrieron el 26 de noviembre aproximadamente a las 4:00 de la tarde y el suceso como tal se escenificó de manera accidental.
Freddy Antonio Rico, abuelo, quien se encontraba en las afueras del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses en Caña de Azúcar, reveló que su nieta, de 10 años, movió un envase con un líquido transparente.
Y luego lo colocó en un sitio. Poco después el menor, se acercó y observó una botella y asoció el contenido de la misma con agua potable, agregó.
Como tenía sed, Méndez, inocentemente, tomó entre sus manos el envase y bebió la supuesta agua. Tras darse cuenta de la situación, lo trasladaron de urgencia al Seguro Social de San José, dijo.
Allí los médicos le prestaron los primeros auxilios y posteriormente lo refirieron a la Emergencia del Hospital Central de Maracay, muriendo este domingo a las 3:00 de la tarde, según la reseña en los libros de novedades, añadió.
Luego el caso se reportó a las autoridades del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, y en consecuencia el cadáver lo trasladaron a la Morgue de Caña de Azúcar para la autopsia de ley.
Se informó extraoficialmente que el estudiante de tercer grado había ingerido un producto de limpieza, y al parecer se trataba de un desengrasante.
ACCIDENTE
En aras de confirmar esa novedad, los expertos colectaron muestras orgánicas para analizarlas en un laboratorio y el suceso se atribuye a una acción ocurrida de manera accidental.
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Por su parte, la comunidad educativa de la escuela Santos Michelena se mostró consternada ante lo sucedido al niño. El menor era un estudiante muy aplicado y le gustaba leer mucho. Mantenía ese hábito por su abuelo, Freddy Antonio Rico, quien es un profesor de matemática.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
YN
