Para muchos este espacio es un paraíso dentro del municipio Mario Briceño Iragorry, alejado del ruido y ha cobijado por las faldas del parque Henri Pittier, a 186 familias que han consolidado un urbanismo con gestión propia.
La urbanización se fundó hace más de 30 años, cuando un grupo de trabajadores de la Universidad Central de Venezuela adquirieron estos terrenos al Fonaiap, desde ese momento han tenido que asumir los gastos de mantenimiento de toda la infraestructura ante la poca asistencia municipal. Ramón Dávila, uno de los pocos vecinos que se observa en las calles del urbanismo, señaló que es uno de los fundadores del sector.
Fue trabajador de la UCV y hoy se encuentra jubilado, por más de 30 años ha vivido y trabajado por el sector. Refirió el vecino que desde la fundación de la comunidad ha sido poca la ayuda de los entes del gobierno, al punto de que los vecinos han tenido que costear la reparación e instalación de servicios, sobre todo los eléctricos.
«Cuando adquirimos el terreno pensamos que la Universidad nos apoyaría con el mantenimiento de las áreas verdes o con la construcción de una plaza, un parque, un preescolar o una casa de usos múltiples, sin embargo, esto siempre estuvo negado y hemos sido los residentes del sector quienes hemos pagado por todo», explicó el habitante.
Destacó Dávila que el asfaltado de la urbanización lo puso la Gobernación hace más de 20 años, cuando se avecinaba un proceso electoral y el trabajo ha resultado tan bueno que aún se mantiene; claro con algunas fallas que deben corregirse.
TENDIDO ELÉCTRICO
El tema que más les preocupa a los habitantes de Alma Mater, es el de la luz, el tendido eléctrico que atraviesa sus espacios está en muy mal estado, las lámparas no cuentan con bombillos y hay dos transformadores que están presentando problemas.
«Tenemos dos transformadores presentando problemas, uno ya comenzó a botar aceite, lo que significa que está próximo a comenzar a fallar y el otro se recalienta provocando interrupciones en el servicio, por lo que vemos seguro que tendremos que comprarlo entre todos los vecinos, ya que hemos informado de esta situación a la Alcaldía y no hemos recibido respuestas», apuntó Dávila.
Otro de los puntos que afecta al sector es el alumbrado público, tema que han tenido que resolver ellos mismos comprando los bombillos o lámparas y pagando a terceros para que las instalen.
«El alumbrado es vital para nuestra seguridad, ya que estamos rodeados de maleza y esto se presta para que la inseguridad se apodere del sector, por ello, requerimos que las autoridades nos apoyen con los equipos para realizar el mantenimiento preventivo y correctivo del alumbrado», añadió.
Otro de los problemas que han asumido es la de quitar la maleza, en este sentido los vecinos se organizan y contratan personas para que mantengan las áreas comunes sin monte para evitar la proliferación de animales.
APORTE DE LA ALCALDÍA
Dávila reconoció que aunque el apoyo no ha sido el esperado, en ocasiones han recibido ayuda del ente municipal. «Recientemente, tuvimos un problema de aguas negras porque las tuberías están colapsadas por el tiempo que tienen de instaladas y se necesitaban unos tubos y fue la Alcaldía quien nos aportó este material para que realizáramos el trabajo, esto se agradece, pero necesitamos un apoyo mayor para que nuestra calidad de vida mejore», reconoció el señor Dávila.
Muchos creen que por tener por nombre urbanización es un lugar de lujo o de personas de cuello blanco, sólo somos un grupo de trabajadores que tuvimos la oportunidad de adquirir este terreno y fabricar nuestras viviendas, pero igual necesitamos el apoyo de los entes del estado para consolidar un lugar donde cada día sea más placentero vivir, añadió.
«Aún requerimos atención con las aceras y los brocales que no tenemos, por eso le hacemos un llamado a la gobernadora y al alcalde a que visiten esta comunidad para que vean nuestra situación y definamos un plan de ayuda donde se puedan mejorar las condiciones de la comunidad», concluyó Dávila.
MAURICIO BOLÍVAR | elsiglo
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