Impulsar la competitividad de la Unión Europea (UE) en medio de un incierto clima económico marcado por la guerra en Ucrania, la crisis energética y una inflación disparada será uno de los objetivos centrales de la presidencia sueca del Consejo Europeo, que comienza el próximo 1 de enero.
Suecia ha señalado la competitividad como una de las cuatro áreas prioritarias de su presidencia, que se extenderá durante el primer semestre de 2023, junto a la seguridad, la transición verde y la defensa de los derechos fundamentales y el Estado de derecho.
“Una UE fuerte económicamente y competitiva es crucial para su posición global. Las compañías innovadoras en un mercado libre y abierto no solo generan crecimiento y bienestar, también conducen a las transiciones verde y digital”, señaló recientemente en un discurso en el Parlamento sueco el primer ministro conservador, Ulf Kristersson.
Kristersson resaltó entonces que la UE está “rezagada” frente a Estados Unidos y China y que son necesarias una clara política de competencia y mejores regulaciones para la industria europea, además de incidir en que el proteccionismo “no es el camino a seguir”.
El programa de la presidencia sueca -cuyo lema es “más verde, más segura, más libre”- incluye trabajar para que haya reglas más predecibles y a largo plazo que permitan asumir el liderazgo en innovación digital y eliminar barreras para mercancías y servicios en el mercado comunitario.
También se menciona la necesidad de priorizar las negociaciones sobre las regulaciones de diseño ecológico y productos de construcción, así como del nuevo instrumento de emergencia del mercado único para responder a futuras crisis.
En el área industrial, Suecia quiere iniciar las negociaciones sobre la adopción de la nueva norma de homologación de vehículos Euro 7 para vehículos diésel y gasolina y profundizar en la dirección marcada por la nueva Ley de Chips Europea para reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
Revisar la legislación sobre protección del diseño y los productos industriales y artesanos, promover el intercambio de conocimiento y el aumento del acceso a infraestructuras de investigación son otras de las áreas marcadas para impulsar la competitividad.
“Para lograr una transición climática exitosa y reforzar la competitividad, la UE necesita un suministro seguro de electricidad de origen no fósil. Y, a la vez, se debe respetar el derecho de los estados miembros a decidir su propio mix energético”, resalta el programa sueco.
La presidencia rotatoria sueca admite que deberá operar en un clima de “gran incertidumbre económica” debido a la guerra de Ucrania y que muchos países se encuentran bajo “presión severa” para gestionar sus efectos en los hogares y las empresas.
“La guerra de Ucrania influirá de forma decisiva en toda la presidencia sueca. No tenemos ni idea de qué va a pasar, pero estamos listos para actuar rápido y de forma resolutiva”, dijo recientemente Kristersson, aludiendo a la posibilidad de aprobar más sanciones a Rusia y nuevos paquetes de ayuda económica a Ucrania.
Kristersson ha admitido no obstante que puede ser “difícil” mantener la unidad lograda hasta ahora en el seno de la UE en ese área.
Suecia aspira también a impulsar durante su presidencia las reformas e inversiones dentro del plan de recuperación y resiliencia, así como la propuesta RepowerEU, que busca eliminar toda dependencia de los combustibles fósiles importados de Rusia.
Lograr una política económica responsable que incluya una deuda pública a niveles “sostenibles” y asegure el crecimiento, revisar la directiva sobre fiscalidad energética, luchar contra la evasión de impuestos e impulsar la cooperación fiscal son otras de las líneas apuntadas en política económica.
La presidencia sueca dará prioridad además a combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, a la reforma de la unión aduanera y a la modernización de las reglas de coordinación de la seguridad social.