La calle García de Sena en El Consejo convive de cerca con el abandono

Quienes residen en la calle García de Sena de El Consejo, en el municipio Revenga, expresaron sentirse decepcionados de la municipalidad que se encuentra actualmente, pues según ellos los problemas con los servicios públicos abundan y los mismos no son resueltos, a pesar de que son denunciados con regularidad.

Los postes se mantienen en franco deterioro

Tras un recorrido realizado por la zona, los denunciantes comentaron que con el pasar del tiempo las dificultades como las deficiencias en el surtido de agua por tuberías, alumbrado público y mal estado en la vía se han acentuado, lo que no les permite tener un nivel de vida digno y les hace pensar que se encuentran en el abandono, tanto ellos, como la zona.

«Estamos exhaustos de esperar a las autoridades, siempre dicen una cosa pero salen con otra, no pueden estar peloteándonos de un lado a otro, para resolvernos los inconvenientes, porque nosotros también somos seres humanos y queremos vivir dignamente, las calles están completamente dañadas y por si fuera poco no hay alumbrado público», dijo Pedro Pérez.

Asimismo, Pérez también aseveró que las penurias con las que deben lidiar no terminan allí, pues el suministro de agua por tuberías es paupérrimo, por lo que deben ingeniárselas para conseguir el vital líquido y poder realizar los quehaceres diarios.

«Debemos ir hasta las pocas casas que tienen agua, pedir favores a los vecinos para poder llenar nuestros tobos y botellones. Estamos viviendo en la desidia verdaderamente», dijo el denunciante.

Otro punto esencial, es el estado en el que se encuentra el trayecto que abarca toda la calle García de Sena, donde los huecos están a la orden del día, obligando a los conductores a tomar vías alternas o simplemente arriesgarse a pasar y que se le dañe cualquier parte de su vehículo.

Para finalizar, los afectados lo único que piden es que en El Consejo se acaben los problemas que mantienen, para de esa manera el sector se convierta en una zona sana y pulcra.

DANIEL MELLADO | elsiglo