Isla caribeña de San Andrés, epítome del problema con la basura en Colombia

El basurero de la paradisíaca isla de San Andrés, en el Caribe colombiano, ardió por enésima vez esta semana ante la impotencia de los habitantes que viven a escasos metros de las montañas de desechos. La población denuncia una deficitaria gestión a lo largo de los años, lo que convierte a la isla en un epítome del problema de otras regiones colombianas.


En las imágenes grabadas por los isleños, se ven montañas de fuego virulento y columnas de humo negro a poca distancia de las casas de los habitantes de Schooner Bight, una zona alejada de los complejos hoteleros de esta isla que recibía antes de la pandemia a más de 1,3 millones de turistas al año.

“La gente tiene afectaciones pulmonares, tenemos niños con irritación en los ojos, picores, tos, asma; las aguas de las cisternas quedaron contaminadas de humo y cenizas, aparte de las moscas y ratas que están llegando a las casas”, lamentó en entrevista con Efe Almersa Humphries, líder de la comunidad.

Otra de las habitantes, Lizeth Arigan, explicó que en la zona viven 400 familias y que la gente quedó encerrada en sus casas con “el sabor a humo en la garganta. El olor está en todo el barrio, siempre que pasa eso nadie se acuerda de nosotros”.

Tanto la Procuraduría medioambiental de la isla como los habitantes achacan los fuegos, que ya fueron controlados por los bomberos, a las altas temperaturas, una contingencia que no es nueva.

UN “JARDÍN MÁGICO” DE BASURA

El vertedero Magic Garden tiene más de 30 años de vida, y ya en el 2002 la Defensoría del Pueblo alertó de la “falta de voluntad política, local y departamental, para lograr una gestión ambiental que permita restablecer y mantener el equilibrio ecológico de la isla de San Andrés”.

Una de las medidas tomadas fue la adquisición en 2011 de una costosa planta de generación de energía a partir de la incineración de los residuos sólidos del Magic Garden, pero hasta este marzo no se activó por primera vez, según reporta la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios.

Cada año se acumulan 25.000 toneladas de basura en esta isla, la principal del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en cuyas aguas circundantes está la Reserva de la Biosfera Seaflower, que desde el año 2000 forma parte de la red mundial de sistemas protegidos por la Unesco.

CRÍTICAS EN OTRAS CIUDADES

Como en San Andrés, son otras las comunidades en Colombia que conviven con la basura. Como atestiguó Efe en 2018, en la costa Pacífico de Colombia, unos 70 miembros de la comunidad indígena Embera vivían en pésimas condiciones higiénicas al lado del vertedero de la cabecera municipal de Bahía Solano, en Ciudad Mutis.

En 2019, Colombia tenía 98 basureros a cielo abierto, y solo dos plantas de tratamiento de residuos, además de 171 rellenos sanitarios. De estos, 14 tenían la vida útil vencida, según datos de la Superintendencia.

En Bogotá, el principal vertedero de la capital, el Doña Juana, tuvo un deslizamiento el año pasado de 60.000 toneladas de basura que provocó una emergencia sanitaria por los malos olores y la contaminación, principalmente, en las barriadas aledañas de Usme y Ciudad Bolívar.

EFE