Premio Rey de España significa un abrigo vital para El Periódico de Guatemala

El Periódico de Guatemala, galardonado esta semana con el premio Internacional de Periodismo Rey de España al Medio Destacado de Iberoamérica, pasó de la usual “marginalidad” y “soledad” rutinaria a estar abrigado por el galardón, según reconoce su fundador y dueño, José Rubén Zamora.

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En 25 años, la ruleta que ha vivido El Periódico guatemalteco ha sido una de constante crisis. “Nos debemos a la teología financiera, de hacer confluir ocho milagros a la semana. Nacimos con coronavirus”, bromea Zamora durante una entrevista este viernes con Efe en su casa en el sur de la capital guatemalteca.

El galardón, creado en conjunto por la Agencia Efe y y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en 1983 y otorgado a El Periódico el miércoles, cambió “en un instante” ese sentimiento de “soledad y marginalidad” que siente en ocasiones un periodista y en el que ha vivido el medio centroamericano, para dar paso un sentimiento de estar “abrumadoramente acompañado”, arguye Zamora.

“Significa que alguien se fijó en nuestro trabajo”, agrega y enfatiza que valora “mucho este reconocimiento y lo recibimos con humildad y con aprecio. Nos sentimos muy reconfortados y muy acompañados”.

Zamora es reconocido a nivel internacional y su medio ha divulgado investigaciones importantes en las últimas dos décadas, incluyendo publicaciones que contribuyeron a la caída del Gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2015) por corrupción.

UN DIARIO EN UN REINO IMPUNE

El Periódico surgió en 1996 bajo el liderazgo de Zamora, quien había salido de otro diario, Siglo 21. Fue entonces cuando conformó a un equipo de reporteros de investigación y editores de primera línea y salió a intentar contrarrestar la impunidad desde el nuevo rotativo.

“Hemos vivido una incipiente transformación, buscando no solo tener presencia escrita. Estamos buscando una transformación para tener mayor énfasis en lo digital, pero en esencia somos los mismos. Diría que colectivamente tenemos 180 años y no 25 años de estar en la lucha, en la brega. La lucha sigue siendo la misma: Guatemala sigue siendo un reino de impunidad y de corrupción”, describe el fundador del medio.

Hace 25 años Guatemala puso fin a una guerra de más de tres décadas, el llamado conflicto armado interno entre el Ejército y la guerrilla que dejó más de 200.000 víctimas y 45.000 desaparecidos forzados, provocados en más del 90 % por el Estado, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico.

La herencia democrática de la paz, dice el periodista, ha experimentado “una transformación siniestra y radical. Cada cuatro años elegimos un presidente ladrón, un dictador que nos gobierna cada cuatro años, en amalgama con intereses del crimen organizado, las mafias del narcotráfico y con el poder establecido”, esgrime Zamora.

En ese panorama, y ante la ausencia de “mecanismos” y de que “no hay instituciones, no hay herramientas de rendición de cuentas, lo que queda es pequeños medios como El Periódico, que forzamos alguna pequeña presión para que la gente tenga, sino un castigo o una persecución penal, pues por lo menos que tengan una vergüenza pública”.

CON PORTADAS EN LAS MANIFESTACIONES

Las investigaciones de El Periódico han llegado a dar “grandes aportes” a la sociedad, como reconoce Zamora, aunque también ha visto cómo “nuestros lectores, seguramente, han estado frustrados porque no hay cambios (…) Se siente que uno está solo arando en el mar”.

Pero en medio del abismo el comunicador considera que “en un momento dado vienen explosiones; no en balde en Guatemala hay 32 volcanes, muchos de ellos en ebullición constante y de repente el guatemalteco se cansa, tiene coraje, tiene valor y sale a las calles y exige”.

Sentimental y emotivo, como paradoja al ser “un hombre de números”, Zamora admite haber llorado al ver en la plaza central en alguna manifestación a personas blandir las portadas de El Periódico como consignas en contra de un poder paralelo en el Estado que se reconfigura con el tiempo.

Dicho poder que ha incidido en los ingresos de El Periódico y de otros medios en el país. Zamora cuenta que al término del Gobierno de Otto Pérez Molina en 2015, cuando el mandatario renunció para ser procesado por corrupción, el equipo del medio se redujo de 500 a 150 personas.

Tampoco ha sido ajeno, él y su diario, de ataques físicos y legales, de atentados y ahogos financieros. Además, aún “quedan 35 denuncias penales en mi contra”, sonríe, tras casi 200 recibidas en los últimos años.

Las denuncias son interpuestas por los mismos procesados por lavado de dinero, por ejemplo, que lo acusan por difamación por haber publicado que habían lavado dinero, comenta.

La única respuesta que le queda a Zamora, afirma, es el trabajo, la transformación constante y el entendimiento de esa “democratización y cambio de soberanía”, que en algún momento pertenecía “al director del medio y antes de eso a los Gobiernos que influían en los medios” y que ahora “es la soberanía de la gente, de los lectores”, estima.

Zamora, de 64 años de edad y distinguido con premios como el International Press Institute World Press Freedom Heroes en el 2000, concluye que un medio “o responde a la agenda de la gente, de los lectores, o está fuera. Es una presión indispensable para que desarrollemos un ritmo dinámico que nos mantenga en la cresta de la ola”.

EFE