El drástico aumento de tiroteos en Nueva York hace saltar las alarmas

El mes de junio ha sido testigo en Nueva York, por segundo mes consecutivo, de un drástico repunte de los tiroteos en la ciudad que ha hecho saltar las alarmas en la Gran Manzana, y que muchos achacan a la crisis causada por la pandemia y la frustración provocada por la violencia policial.

Foto: Archivo

Un total de 39 personas murieron este junio en 205 tiroteos, lo que supone un aumento del 130 % respecto al mes de junio del año pasado.

Este pico es percibido por las autoridades gubernamentales como una consecuencia directa de la crisis desatada por el coronavirus, mientras que la policía lo vincula también a las nuevas leyes que ponen coto a algunas prácticas de detención -consideradas violentas o arbitrarias- y que algunos, incluso, relacionan con una supuesta ralentización premeditada de las actuaciones policiales.

Uno de estos últimos tiroteos de la ciudad fue grabado en vídeo y se ha vuelto viral. Unos segundos de imágenes muestran la crueldad que no reflejan las estadísticas: cómo un hombre que pasea llevando de la mano a su hija pequeña es asesinado de un disparo realizado desde un vehículo.

Antes de ayer, «vimos en los vídeos cómo un hombre estaba caminando con su hija de seis años y lo mataron enfrente de ella», asegura a Efe Rubén Díaz, presidente del condado de El Bronx, uno de los distritos más afectados por este aumento, junto a Brooklyn y el barrio de Harlem (en el norte de Manhattan).

POBREZA Y CRISIS DEL CORONAVIRUS

«Estamos en una epidemia de coronavirus en la que los tribunales están cerrados; tuvimos que soltar a muchos de los que estaban presos en la cárcel de Rikers Island y otros sitios por el coronavirus; vimos muchas imágenes de la brutalidad por video y redes sociales a nivel de EE.UU., y toda esa frustración y el desempleo y la gente ahora saliendo a la calle son también los ingredientes de lo que está sucediendo», subraya a Efe.

Pero Díaz , que ayer acudió al cumpleaños de un joven que hace dos semanas recibió un disparo en el cuello mientras asistía a una barbacoa, insiste en recordar que esta violencia se ceba con las comunidades en las que hay pobreza, «donde no hay oportunidad, donde no hay trabajo, donde no hay recursos para la salud, para la educación».

Por eso, se muestra convencido de que invirtiendo en estas áreas se puede poner freno a este fenómeno: «Sabemos que un joven que se cría en un ambiente donde se le da oportunidad, mejor educación, donde se le puede dar trabajo a sus padres… Se hace un adulto que no quiere meterse en la vida del crimen«.

El alcalde de la ciudad, Bill De Blasio, por su parte, también considera que la situación se deriva “ante todo” de la crisis del coronavirus.

“El hecho de que tanta gente no tiene nada que hacer, que ha perdido su trabajo, que no tiene escuela a la que ir, que hay una gran frustración, dolor y trauma, que no está en funcionamiento el sistema judicial… Esos son los factores realmente importantes aquí”, explicó este martes en una conferencia de prensa.

LA VERSIÓN DE LA POLICÍA

Además de estos factores, desde el Departamento de Policía se ha criticado con fuerza varias leyes que vetan ciertas actuaciones policiales consideradas desproporcionadas y peligrosas y que han sido aprobadas en respuesta al movimiento antirracista Black Lives Matter, que estalló en todo Estados Unidos a finales de mayo, en reacción al asesinato de un afroamericano a manos de un policía blanco.

En Nueva York se ha prohibido la inmovilización de sospechosos usando una llave de estrangulamiento o la práctica conocida como «stop and frisk» (parar y cachear) aplicada en ocasiones de manera arbitraria.

El jefe de departamento de la Policía de Nueva York, Terence Monahan, calificó el lunes estas reformas legales, incluido un recorte de 1.000 millones de los presupuestos del cuerpo de seguridad, de «demenciales», y agregó que hay una «animosidad tremenda» contra la policía y que «prácticamente» todo el mundo con el que tratan los agentes durante una detención «busca luchar» contra ellos.

Según Monahan, los policías «tienen miedo» de acabar en los juzgados si utilizan una llave de inmovilización durante un arresto, como colocar la rodilla sobre la espalda de un sospechoso «cuando están luchando por su vida».

Sin embargo, estas preocupaciones policiales no son compartidas ni por De Blasio, que calificó la práctica de detención y cacheo de un sistema “racista” y un “fracaso”, ni por el presidente del condado de El Bronx, que aboga por expulsar a los «malos policías» del departamento y continuar formando a los agentes para que actúen de manera «respetuosa».

«Queremos quitar el crimen de nuestras calles, mantener nuestras comunidades más seguras, pero lo podemos hacer de una forma en la que no tengamos que aceptar la brutalidad de la policía, en la que podemos invertir en otras áreas que sabemos que también son la causa del crimen», subrayó Díaz.

Incluso, el jefe del Comité de Seguridad Pública del Ayuntamiento, Donovan Richard, acusó a la policía de actuar con lentitud de manera premeditada para favorecer un aumento de la violencia y poder responsabilizar a las recientes medidas legales, una afirmación rechazada por los dirigentes policiales.

«Hay una ralentización, sin duda alguna, y la policía lo está permitiendo (…). Hemos visto en los pasados años lo que hace la policía cuando quiere mantener bajos los registros de tiroteos. Cada año, estamos batiendo récords, pero ahora no se están ni siquiera esforzando para hacerlo», dijo Richard.

UNA TENDENCIA NACIONAL

Pero este fenómeno no es exclusivo de la ciudad de Nueva York y, con diferentes matices, se está repitiendo en otras grandes urbes del país, como Chicago.

Según un análisis comparativo realizado por el diario The New York Times, en numerosas ciudades se repite la tendencia de Nueva York, donde este repunte en los tiroteos y los asesinatos contrasta con una disminución general de la criminalidad.

En el caso de Nueva York, según datos del Departamento de Policía consultados por Efe, los tiroteos y los asesinatos han registrado un aumento rampante especialmente en los meses de mayo donde los tiroteos aumentaron un 63 % y los asesinatos un 78,9 % respecto al mayo del año anterior.

Asimismo, en junio hubo 205 tiroteos -frente a los 89 que ocurrieron en junio de 2019- y 39 asesinatos frente a los 30 perpetrados doce meses antes.

En ambos meses, también se registró un importante aumento los robos en propiedades privadas, sobre todo en junio, donde se doblaron, pasando de 817 a 1.783.

Sin embargo, otros crímenes como las violaciones, los robos con violencia y los asaltos han seguido registrando caídas continuas en la ciudad que lleva siete años consecutivos registrando los niveles más bajos de violencia de las últimas décadas.

En este sentido, Rubén Díaz remarcó la necesidad de poner en perspectiva este resurgimiento de la violencia y apuntó que no hay que olvidar que los datos de este año se comparan con unos datos récord de baja violencia del año anterior.

Esto hace que cualquier aumento pueda parecer mayor de lo que es, algo que no ocurre en la ciudad de Chicago, que en 2016, por ejemplo, registró una de sus mayores cifras de asesinatos, con 778, frente a los 336 cometidos ese mismo año en la Gran Manzana.

EFE