Este domingo a las 5:30 de la mañana, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana sostuvieron una situación irregular con un grupo de presuntos delincuentes vinculados, al parecer, en los delitos de secuestro, extorsión y cobro de vacunas a los ganaderos y productores agrícolas de los municipios del sur del estado Aragua.
El suceso se registró cuando las unidades castrenses realizaban un operativo de seguridad, respondiendo así a las múltiples denuncias de las víctimas del municipio San Casimiro.
De acuerdo a las fuentes consultadas, el hecho como tal se escenificó en plena vía pública de la calle El Chupadero del barrio El Barrancón del citado poblado del sur de la entidad, cuando los militares le dieron la voz de alto a los individuos y éstos desobedecieron haciendo uso del armamento que portaban en ese momento.
Durante el cruce de disparos, uno de los sospechosos resultó herido, y en aras de garantizarle su vida, fue trasladado con la urgencia del caso a un centro asistencial de la localidad, falleciendo a los pocos minutos de su ingreso.
Aunque no portaba documentos de identidad, se informó de manera extraoficial que el hombre era conocido con el alias de «El Papucho», y al parecer, formaba parte de una organización delictiva que mantiene en jaque a los comerciantes y trabajadores del campo.
Se dijo asimismo que en el sitio del suceso se recuperó un armamento correspondiente a una escopeta calibre 16, así como otras evidencias de interés investigativo.
Vale precisar que el resto de los presuntos bandidos se dio a la fuga internándose al cerro del barrio El Barrancón. Al sitio de los hechos acudieron comisiones del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, quienes se encargaron de las averiguaciones de rigor.
El cadáver de «El Papucho» fue trasladado al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, en Caña de Azúcar para la autopsia de ley.
Se comentó que las unidades militares siguen «peinando» la zona montañosa del municipio San Casimiro, en donde se presume que grupos armados se enconchan en esos espacios, los cuales fungen como centro de operaciones clandestinas y sitios para resguardarse de los cuerpos policiales y militares andan tras las pistas de los cabecillas o líderes negativos vinculados en los delitos de homicidios, robo y hurto de vehículos, secuestro, extorsión, cobro de vacunas, desplazamiento de funcionarios, entre otros hechos previstos y sancionados a través del Código Penal Venezolano.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
