«Las malas ajuntas perdieron a mi hijo»

El sufrimiento y el dolor de una madre se convirtieron en resignación cuando Yubelín Barreto se enteró de la muerte de su hijo, tras enfrentarse a comisiones del Cicpc en el sector Elorza de la población de San Mateo, vinculado presuntamente en el homicidio y robo de un funcionario del Cicpc en el sector La Julia del municipio Mariño.

Yubelín Barreto

El karma de la madre de «Juan Chichón», conocido así, llegó a su fin cuando en un procedimiento de los detectives del cuerpo de investigaciones en el sector mencionado Antonio Guillermo Barreto se enfrentó con las comisiones policiales que lo buscaban incesantemente para colocarlo en manos de la justicia.

Antonio Guillermo Barreto, muerto

Yubelín Barreto declaró a los periodistas de suceso todas las calamidades que pasó y las lágrimas que derramó cuando su primogénito estaba en la calle dando malos pasos en la vida.

«Desde pequeño él fue mala conducta en la escuela, se traía las cosas, yo lo castigaba y reprimía, pero hacía caso omiso, no se quedaba tranquilo, así fue creciendo y se me fue escapando de mis manos, cuando yo salía a trabajar y buscar el sustento diario para la familia».

Indicó Barreto que su hijo no vivía con ella, la calle ya lo había absorbido por completo y su mala conducta lo llevó hasta levantarle la mano a su propia madre; motivo por el cual tuvo echarlo de la casa «con el dolor de mi alma».

«El me dio muy mala vida, me duele decirlo, pero en una ocasión llegó pasado de tragos y otras sustancias más, me empujó y me dio una cachetada, eso me partió el alma, motivado a eso y a la constante presencia de la policía en mi casa le dije que se marchara».

La señora madre de Antonio resaltó que con ella vive otro hijo menor de edad, quien sí estudia y es bastante interesado en sus labores escolares; «una de mis decisiones por la que decidí que «Juan Chichón» se fuera de la casa era para que no perjudicara a su hermano menor, no quería que buscándolo a él me fuera a matar también al menor de mis niños».

Antonio Guillermo Barreto presentaba, segúnsu progenitora, una conducta desafiante hacia ella, nunca respetó su hogar llegando a forjar candados y brincar las paredes del hogar para robar en su residencia, quizás producto del desespero para buscar dinero rápido y fácil.

«Las cerraduras de las puertas me las abría, se robaba la comida; yo de vez en cuando le preparada comida, y le lavaba la ropa, pero no dejaba que se quedara en la casa por temor a que vinieran a tomar represarías contra mí y su hermano de tan solo 12 años».

Por último destacó la afligida y resignada madre que ahora estará un poco más tranquila y no vivirá en la zozobra en que se le van a meter a su casa delincuentes o policías en busca de su hijo. «Me duele decirlo, pero voy a descansar un poco más, mi hijo no era ningún santo y hay que estar claro y admitir lo que no se puede ocultar; él me dio mala vida y lo lloré bastante cuando estaba vivo, en oportunidades lo abrazaba y lloraba en su hombro, pero él decidió la mala vida» aseveró.