Por enfermedad, tras una ruptura sentimental, durante un viaje o separación prolongada de tu pareja, por estrés laboral… muchas son las causas que nos pueden llevar a pasar unos días e incluso meses sin mantener relaciones sexuales.
Disminución del apetito sexual, aumento del estrés o la baja autoestima son algunas de las consecuencias. Los investigadores apuntan además a la disfunción eréctil y el debilitamiento del sistema inmunitario.
Disminuye el apetito sexual
Más estrés
La falta de sexo durante un cierto periodo de tiempo puede derivar en un aumento del nivel de estrés. Tal y como recoge un estudio publicado en Biological Psychology, la penetración —y no otra práctica sexual— está asociada a una mejor equilibrio mental y físico. En este sentido, el coito ayuda a la pareja a superar momentos difíciles.
Baja autoestima
Un parón en nuestra vida sexual puede hacernos sentir menos deseados y tristes. De hecho, los investigadores creen que el semen tiene cualidades antidepresivas. En 2002 un estudio de Archives of sexual behaviour (Archivos de comportamiento sexual) concluyó que las mujeres que practicaban sexo sin preservativo presentaban menos síntomas depresivos e intentos de suicidio que las que mantenían relaciones usando condón.
Menos inteligencia
Una investigación llevada a cabo en 2013 por Hippocampus llegó a la conclusión de que las relaciones sexuales potenciaba la reproducción de neuronas e incluso mejoraba la función cognitiva. Esto se explica porque las experiencias sexuales conducen al crecimiento celular en el hipocampo (parte del cerebro). Por ello, el sexo podría ayudar a prevenir el deterioro de la memoria.
Debilita el sistema inmunitario
Un estudio realizado en 2004 por Psychological Reports evaluó el sistema inmunitario de los participantes en función de los niveles de inmunoglobulina que estos presentaban. La inmunoglobulina, un anticuerpo que se halla en suero sanguíneo y otras secreciones, es un potente defensor contra los resfriados y la gripe. Los investigadores se encontraron con que los participantes más activos mostraban niveles significativamente más altos de inmunoglobulina que los que no practicaban sexo tan a menudo. Por ello, concluyeron que los humanos somos más propensos a los resfriados si practicamos menos sexo.
Disfunción eréctil
La abstinencia puede conducir a la disfunción eréctil en los hombres, incluso en la tercera edad. Así se deduce de un estudio publicado en 2008 por American Journal of Medicine y llevado a cabo con 900 hombres de entre 50 y 80 años. Según esta investigación, los varones con una vida sexual activa preservan su potencial eréctil, incluso en la tercera edad, de la misma forma que la actividad física beneficia la salud.