La Ciudad de México aplicó desde este lunes el nuevo protocolo para la atención de migrantes que está vigente desde el pasado 1 de diciembre en el estadio Jesús Martínez «Palillo», como parte de los planes ante la llegada de 2.500 centroamericanos que viajan en caravana hacia Estados Unidos.
«Ahora hay otro protocolo. Nada por la fuerza, todo por el convencimiento de que el Gobierno de México les esta tendiendo la mano», dijo el coordinador nacional de protección civil, David León.
El protocolo del nuevo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador está funcionando a pleno rendimiento en lo que se ha denominado la primera caravana migrante de 2019, que hasta ahora ha llevado a 1.100 personas a la capital.
Las acciones de esta guía pretenden ser conjuntas entre el gobierno federal, el de Ciudad de México y el de las alcaldías para así «atender causas y efectos, buscando una migración ordenada y dando condiciones mínimas de seguridad a los que lleguen aquí», comentó León.
Ahora, las personas desplazadas desde países como Honduras, El Salvador y Guatemala, tienen que registrarse a la entrada del estadio habilitado como albergue temporal, pasar un control de seguridad y colocarse una pulsera verde en la muñeca para poder ser fácilmente localizados por las autoridades.
Asimismo, se han creado nuevas normas para facilitar la convivencia de los centroamericanos en la zona, como por ejemplo, no fumar, no consumir bebidas alcohólicas y no introducir herramientas que puedan funcionar como armas.
La secretaria de Gobierno de Ciudad de México, Rosa Icela Rodríguez, aseguró que las personas alojadas están cooperando para que la convivencia sea pacífica y así puedan recibir atención médica, las tres comidas diarias organizadas con la ayuda de la Secretaría de Marina e incluso actividades de ocio para los más pequeños.
Trabajando para mantener este orden se encuentran 160 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, con los que colaboran personal de Protección Civil, de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social o la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
La presidenta de esta comisión, Nashieli Ramírez, aseguró que las instalaciones ya están listas para recibir hasta a 3.000 migrantes y que en cuanto a los que puedan venir más adelante van «a seguir mejorando y perfeccionando este protocolo de alta calidad que se combina con el nacional».
Una mujer procedente de Honduras, Cindy, viene acompañada de su hermana, de tan solo 15 años de edad y a quien dice, protegerá porque no quiere que le pase nada, pero se siente bien en este campamento en Ciudad de México.
«En Tapachula (en el estado de Chiapas, al sur del país) nos persiguieron. Allí la gente se peleaba, tomaba, se drogaban.(…) Solo recuerdo que hasta sin zapatos salía corriendo», explicó la joven a Efe.
Desde que llegaron a la capital el pasado domingo, han recibido «comida, techo, ropa y lugar donde bañarnos», y así seguirán hasta que la caravana decida emprender la marcha de nuevo hacia Estados Unidos, el destino final de Cindy y su hermana.
Otro migrante Hondureño, Darwin, también dijo sentir agradecimiento hacia las personas que les están atendiendo y coincidió con la mujer en que es mas seguro volver a caminar hacia la frontera con el grupo.
En cuanto a las tarjeta de visitante por razones humanitarias que está ofreciendo el gobierno mexicano a los migrantes que hagan la solicitud formal, ninguno de los dos la llegó a solicitar en Tapachula.
«Hice fila pero no había una versión clara, no supe a quien creer», argumentó Darwin.
Cindy no quería que su hermana y ella se quedasen solas y prefirió avanzar cuando sus compañeros se fueron de Tapachula: «la gente no quiso esperarse porque aunque en teoría son 5 días, mucha gente lleva meses».
Según el coordinador de Protección Civil, ya son 11.000 los migrantes que han solicitado esta tarjeta, que después de un proceso que tarda «entre dos y cinco días hábiles», les permite pedir empleo y transitar de manera libre en territorio nacional. EFE