A mi hermano lo mataron porque estaba en un sitio equivocado

Miguel Ángel Ugas Blanco, hermano de Luis Miguel Véliz Tuas, de 22 años de edad, muerto a manos de la delincuencia durante la noche del martes pasado, manifestó lo siguiente: “A mi ser querido lo asesinaron de disparos de escopeta a nivel del rostro porque se encontraba en un sitio y hora equivocada en una parada de autobuses ubicada en la carretera nacional que comunica entre La Victoria y San Mateo.

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Luis Miguel Véliz Tuas, muerto/ Miguel Ángel Ugas Blanco le gustaría que la muerte de su hermano no quede en un expediente

“Mi hermano era vecino del otro ciudadano que acribillaron en ese sector, y se llamaba Johalis Jesús Manrique Suárez”, dijo el denunciante.

En la noche del martes, Véliz se acercó a su casa situada en la parte alta de la comunidad de La Esperanza y la mujer le manifestó que la niña de dos años de edad presentaba un cuadro febril.

Preocupado por la salud de la chiquilla, él bajó a la carretera con la intención de buscar un remedio casero y así bajarle la temperatura. En el camino se encontró con el vecino de la cuadra.

De pronto, a eso de las 9:00 de la noche, “mi hermano vio acercarse unos desconocidos que buscaban a Manrique Suárez con la supuesta intención de saldar cuentas pendientes e inmediatamente Luis Miguel emprendió la huida hacia el otro extremo de la vía, cuando lo atacaron a tiros”, indicó el denunciante.

Véliz recibió disparos de escopeta en el rostro e igualmente el otro ciudadano. El joven quedó tendido boca abajo en la canal que se dirige a La Victoria y el amigo en el otro lado, comentó.

Las razones no están relacionadas con ninguna venganza o ajuste de cuentas. “Mi hermano murió a tiros porque se encontraba en un sitio y hora equivocada”, agregó.

“Doy fe que mi familiar no era ningún delincuente o azote de barrio, así como tampoco tenía cuentas pendientes con la justicia venezolana”, aseveró el denunciante.

Trabajaba vendiendo dulces, galletas y cualquier producto alimenticio en los terminales de La Victoria y Maracay. Su adoración era la niña e igualmente la mujer. Por ellas daba la vida.

Comentó además, “yo estoy seguro de quién era mi hermanito, me gustaría que los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas hagan algo por ese hecho y no sólo se quede plasmado en un expediente voluminoso de folios”.

A través de los periodistas el declarante pidió justicia. Ahora el caso está bajo averiguación de los investigadores de la Base de Homicidios, con sede en San Pablo en Turmero.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
fotos | RAFAEL SALGUERO