Isla de Pascua limita permanencia de turistas y residentes

La turística Isla de Pascua, en medio del océano Pacífico, impondrá un límite para la permanencia de turistas y de residentes debido al creciente número de foráneos que están llegando a vivir allí y que, según sus autoridades, se “están tomando” la isla.

La restricción, aprobada en el Congreso en marzo pasado, comenzará a regir el próximo miércoles en todo este territorio insular chileno ubicado a unos 3.500 km de distancia del continente, rebajando de 90 a 30 días el plazo máximo de permanencia de los turistas, tanto en el caso de los chilenos que no pertenecen a la etnia rapa nui como de los extranjeros.

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Isla de Pascua

NORMATIVA MOAIS

La normativa impone, además, una serie de requisitos para quienes quieran ir a vivir a este territorio, cuyos primeros habitantes eran en su mayoría de la etnia polinesia rapa nui y que atrae cada año a más de 100.000 turistas, principalmente por sus enigmáticas estatuas de piedra llamadas “Moais”.

El último censo de población (2017) determinó en la Isla de Pascua una población de 7.750 personas, cerca del doble de la que tenía hace unas décadas, en medio de un creciente auge del turismo y el desarrollo inmobiliario de uno de los destinos turísticos más apreciados de Chile.

“Los extranjeros ya se están tomando la isla”, alerta el alcalde de Isla de Pascua, Pedro Pablo Edmunds Paoa, a la AFP.

A su juicio, actualmente unas 3.000 personas que viven en la isla “sobran”.

Isla de Pascua

CULTURA MILENARIA

“Están perjudicando la idiosincrasia local, la cultural milenaria está cambiando no para bien, sino que a costumbres más bien localistas, del continente (chileno), de barrios marginales y eso no es positivo”, se quejó el edil, agregando que las cifras de delincuencia y violencia intrafamiliar han aumentado.

La presión turística ha puesto al límite a todos los servicios básicos de la isla -de escasos 168 km2-, pero especialmente el manejo de la basura, dice por su parte a la AFP Ana María Gutiérrez, asesora en materia medioambiental del municipio.

Si hace una década se generaban 1,4 toneladas de basura al año por habitante, hoy la cifra alcanza 2,5 toneladas, con un muy poco porcentaje de la población que recicla los desperdicios.

“La fragilidad ambiental de la isla es muy alta”, advierte Gutiérrez.

AFP