Venezolanos rindieron honores a maracayero muerto en accidente vial

Un maracayero que se marchó de la otrora Ciudad Jardín y del país buscando nuevos horizontes en otros mundos, por cuanto no veía futuro inmediato para su familia en Venezuela, fue atropellado por un vehículo tipo gandola en la capital del Perú, Lima, y sus compañeros, en un momento muy doloroso y consternación, donde muchos de los compatriotas, derramaron gotas de lágrimas, lo despidieron por todo lo alto.

Gabriel Eduardo Tirado Romero, murió en un accidente en Lima

De acuerdo al relato de esta historia de dolor y sufrimiento, Gabriel Eduardo Tirado Romero, de 27 años de edad, con la frente muy en alto y animado por sus seres queridos, partió un día de su ciudad natal, dejando grandes recuerdos y amigos, tras la conquista de sus sueños de tener un sueldo digno y así comprar una vivienda.

Una vez que se ubicó en un puesto de trabajo, Tirado se desplazaba en una moto de su propiedad, la cual había adquirido con dinero producto de su trabajo en una reconocida empresa en ese país, y repentinamente en una de las principales vías fue atropellado por una gandola que le causó la muerte de manera inmediata.

El causante de la tragedia, identificado como Moisés Augusto Ferreñan Sánchez, pretendió huir del escenario con la intención de evadir su responsabilidad ante los hechos ocurridos el viernes. Sin embargo, las autoridades policiales lo detuvieron y posteriormente lo dejaron en libertad, situación que causó repudio en la colonia venezolana. Los compatriotas radicados en Lima exigen justicia, y mientras tanto, los venezolanos atormentados por el dolor identificaron al muchacho, según lo informado a los medios de comunicación.
Durante el sepelio, los venezolanos cubrieron el ataúd con una bandera tricolor y colocaron a un lado un bolso de la empresa. Al momento de despedirlo, los nacionales entonaron las gloriosas notas del himno nacional.

En el momento de la despedida, familiares y amigos expresaron palabras que impactaron en los corazones de los presentes, cuya escena provocó llanto y angustia.
Los presentes pidieron al joven que yacía en una urna, se convirtiera en la fuerza espiritual para seguir luchando por los sueños de cada uno de los compatriotas alejados fuera de su tierra natal y su nombre sería recordado por siempre.

Se trató de un joven valiente que se marchó del país buscando nuevos emprendimientos y lamentablemente se consiguió con la muerte. Como dicen los destinos son impredecibles. Paz a sus restos.

LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo