Freddy Bernal, gobernador del Táchira, a través de sus cuentas en las redes sociales, informó este sábado 20 de enero sobre el desmantelamiento de una peligrosa banda de delincuentes vinculada a los delitos de trata de mujeres, especialmente de niñas y adolescentes por intermedio de una aplicación telefónica llamada Tango.
Advirtió que la organización criminal tiene conexión en Aragua y Carabobo, así como en la ciudad de Caracas, donde captan a jóvenes para prostituirlas en otros países.
El mandatario regional reveló que por una denuncia que salió a la luz luego de que una menor de 14 años, a quien secuestraron en Colombia, lograra escapar y llegar a la frontera del Táchira, donde recibió asistencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
Bernal destacó que gracias a este valiente escape, se pudo descubrir y desmantelar un centro de captación de niñas que funcionaba en la población de San Antonio del Táchira, zona fronteriza.
Sin embargo, el gobernador tachirense advirtió que esta red no se limita al estado andino, sino que también opera en los barrios de la capital del país y en otras regiones como Carabobo y Aragua.
Explicó que los delincuentes engañan a los padres y a las niñas haciéndoles creer que forman parte de una agencia de modelaje.
Una vez captadas, las jóvenes las secuestraban y posteriormente vendidas en otros países con fines de explotación sexual.
En relación a este caso, dos hombres provenientes de Colombia y miembros de esta red los capturaron en la frontera. Durante el operativo se rescató a una menor de edad que estaba bajo su custodia.
Los sospechosos quedaron identificados como Yosbet Samir Alvarado Colina y Jesús Ochoa González, quienes están a disposición del Ministerio Público e iniciarle el proceso judicial en San Cristóbal.
La sorpresa llegó cuando la menor rescatada confesó pertenecer a esta estructura criminal, ofreciendo detalles que la aplicación colombiana llamada Tango es utilizada para captar a jóvenes venezolanas en Táchira y otros estados, sacándolas del país y vendiéndolas posteriormente con fines de explotación sexual.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
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