Taiwán cimentó su apuesta por el soberanismo con la elección de William Lai (Lai Ching-te) como presidente de la isla para los próximos cuatro años, un resultado electoral que augura un recrudecimiento todavía mayor de las tensiones con China, que considera a este territorio una provincia rebelde.
Con el 100% de las mesas escrutadas, Lai, actual vicepresidente y candidato del Partido Democrático Progresista (PDP) suma 40,05% de los votos, imponiéndose a los aspirantes opositores del Kuomintang (KMT), Hou Yu-ih (33,49% de los sufragios), y del Partido Popular de Taiwán (PPT), Ko Wen-Je (26,46%).
DEMOCRACIA Y AUTORITARISMO
En una comparecencia ante la prensa extranjera, Lai aseguró que estas elecciones demostraron a la comunidad internacional que, entre «democracia y autoritarismo», los taiwaneses optaron por permanecer «al lado de la democracia».
«La República de China – Taiwán continuará caminando al lado de las democracias del mundo», manifestó el político de 63 años, quien apareció acompañado por la vicepresidenta electa y exembajadora de facto en Estados Unidos, Hsiao Bi-khim.
Previamente, los candidatos del KMT y del PPT reconocieron públicamente su derrota, que se vio mitigada, en parte, por los resultados de las elecciones parlamentarias, en las que ningún partido obtuvo mayoría.
«Respeto la decisión final del pueblo de Taiwán. Felicito a Lai y a Hsiao. Por favor, no fallen las expectativas de los taiwaneses», manifestó el candidato del KMT, que pidió preservar la «unidad» de la isla en momentos de «crisis» en el estrecho de Taiwán.
DEL LADO DE LA DEMOCRACIA
Aunque públicamente se ha mostrado partidario de mantener el status quo, la elección de William Lai supone un paso más allá en la «desconexión» de Taiwán con China, después de ocho años en los que no ha habido comunicación alguna entre ambos gobiernos.
Una realidad que no ha perjudicado electoralmente al PDP: el desempeño de Lai se sitúa cinco puntos porcentuales por encima de la media de las encuestas publicadas hasta el pasado 2 de enero, que sugerían una contienda electoral mucho más disputada.
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Con todo, el líder del PDP recabó 2,5 millones de votos menos que los obtenidos por la actual presidenta, Tsai Ing-wen, en las presidenciales del 2020, beneficiándose de la división de la oposición, cuyos candidatos fueron incapaces de concretar una candidatura de unidad.
Esa falta de entendimiento en las filas opositoras terminó por provocar un resultado para la historia: el PDP se mantendrá en el poder durante tres mandatos consecutivos, algo que no había conseguido ningún partido desde las primeras elecciones democráticas de 1996.
YG