Colapso de la red de aguas servidas a la entrada de San Mateo

Más de cinco meses llevan los habitantes de San Mateo, municipio Bolívar, denunciando el colapso de la red de aguas servidas que se encuentra en las adyacencias del callejón Bolívar, ubicado en el sector Cantarrana. Indicaron que la situación ya es insostenible, ya que los olores nauseabundos invaden sus casas y con ellos, el pesar aumenta.

Ante este panorama, los denunciantes informaron que la situación no sólo les afecta a los ciudadanos de a pie, comerciantes cercanos y conductores, sino además a una institución educativa de la zona.

«De verdad es bastante tedioso lo que vivimos por aquí, es un problema que lleva años, porque vienen, lo medio arreglan y nuevamente brota, entonces entre tanto nosotros seguimos soportando malos olores, plagas, aguas podridas por todos lados, un ambiente de contaminación muy grave, que al parecer no toman en cuenta, porque no han dado de verdad con la solución necesaria, la última vez dijeron que era que había cedido parte de la red y por eso deben hacer un trabajo bastante grande en toda la calle, pero aún no hemos visto que comiencen», mencionó María Tirado, residente de Cantarrana.

El señor Ramón Duarte agregó: «Son cinco meses de que todo el sector tiene el colapso de las aguas servidas, se han hecho llamados a todos los entes competentes y nadie ha venido. Hoy está un poco más arregladito, porque un muchacho del callejón Bolívar, bajó a limpiar la maleza, pero de igual forma el agua siempre está».

Igualmente, Isabel Marín, quien es comerciante y afectada dijo: «Es muy malo estar por aquí y más trabajar, porque nadie quiere venir a comprar aquí por la misma contaminación, por los mismos olores; si nosotros estamos aquí y eso es un mosquero horrible. Quieren que uno trabaje y progrese, pero realmente no ayudan».

Por su parte, la señora Magali Véliz, quien es cocinera de su propio local, aseveró que con esta dificultad, su manera de trabajar ha cambiado de manera considerable, puesto que se ha visto en la necesidad de dejar de cocinar algunos platos, por la contaminación tan espantosa que hay en las cercanías de su local.

«Me he visto bien afectada, las ventas han bajado mucho, he dejado de hacer mis almuerzos, mis sopas, porque nadie quiere comer con un olor putrefacto, aunado a eso para la elaboración de las comidas se necesita higiene y yo siento que aquí no hay. Lo que me quedó fue vender chucherías, algunas empanadas y listo», declaró Véliz.

En resumidas cuentas, los residentes de esta parte del eje Este aragüeño hacen un llamado a las autoridades competentes para que en los próximos días de aboquen a resolver este gran inconveniente que no les permite tener una calidad de vida digna.

DANIEL MELLADO | elsiglo