La Vinotinto tiene mucha tarea por hacer

Venezuela tiene la vista puesta en Qatar 2022 y con ese panorama inició, en esta fecha FIFA, su andar para alcanzar esa meta. Colombia fue la primera de las muchas rocas que aparecerán en el camino del combinado nacional, pero pasarla (o tropezarse, como se quiera ver) deja algunas enseñanzas.

Si bien era un compromiso amistoso, la esperanza está puesta en este grupo y desde ya se pueden sacar muchas conclusiones, algunas no muy positivas y otras si, de lo que quedó para la Vinotinto  tras el pitazo final.   

El gol se esconde de los delanteros

Los delanteros viven del gol y esa es la premisa de la que debe partir cualquier análisis, después de eso se puede ver otras cualidades; no obstante en lo que se refiere a anotar, en la selección, las cuentas no cuadran.

En el conjunto venezolano el gol de los delanteros se encuentra en paradero desconocido. Pese a que el trabajo de Salomón Rondón de espaldas al arco rival es muy plausible, ante los colombianos su cara goleadora no se dejó ver. En las ocasiones que tuvo se mostró errático y lento, y en el juego ofensivo no contribuyó mucho, estos hechos muestran que en la faceta más importante del delantero está quedando a deber.

Josef Martínez es un caso distinto. El atacante del Atlanta United fue una isla que volvió a aparecer en el mapa cuando Dudamel lo remplazó del terreno de juego. En el conjunto rojinegro el juego se centra en alimentarlo a él, con la selección no había mediocampo que le diera balones por lo que se le vio muy poco ante los cafeteros. Compaginarse con Rondón también le costó, por lo menos en este partido porque en otros partidos se han visto bien juntos, pero deben conseguir que esa empatía sea más regular.

Sin control ni contundencia en el medio

Una de las razones por las que Josef apareció poco fue porque desde el mediocampo no se creaba juego. La idea de crear acciones por las bandas ha funcionado en los últimos tiempos, sin embargo por el centro no se generó ninguna ocasión meritoria y eso es por la falta de piezas que allí había y también por la falta de variantes que se produjeron con el partido ya en la segunda mitad.

No solo fue que faltaba ese hombre que creara juego por el centro, también faltaba la contundencia de antaño. Tomás Rincón cortó muchos balones, pero solo no podía y Junior Moreno colaboró muy poco tanto en el quite como en el pase. Tal vez con un centrocampista más de corte se podría haber apostado por un juego más ofensivo, pero con Rincón haciendo ambas tareas fue muy difícil.

Fuente: Meridiano